martes, 10 de mayo de 2016

Dos compositoras francesas

Maurice Utrillo, “Rue du Mont Cenis” (1910)



En 1686 el papa Inocencio XI declaró: "La música es totalmente dañina para la modestia que corresponde al sexo femenino, porque las mujeres se distraen de las funciones y las ocupaciones que les corresponden. Ninguna mujer con ningún pretexto debe aprender música o tocar ningún tipo de instrumento musical"

Aún así, mujeres como Clara Schumann o Fanny Mendelsshon alcanzaron un cierto respeto dentro del mundo masculino de la composición musical. Fanny, la hermana mayor del famoso compositor Félix Mendelsshon, lo hizo además en contra de la opinión de su abuelo, el docto filósofo Moses Mendelsshon, que dejó dicho: "El saber moderado sienta bien a una dama, pero no la erudición [...] Las mujeres pueden llegar a igualar e incluso superar intelectualmente a los hombres, pero como la biología ha impuesto que ese progreso intelectual se realice a costa de sus funciones reproductoras, corresponde condenarlas por razones biológicas".

Todavía a principios del siglo XX, el insidioso y misógino director de orquesta británico sir Thomas Beecham se atrevió a afirmar: "No hay compositoras, nunca las hubo y posiblemente nunca existirán".

Hoy recordamos a dos compositoras francesas que desmintieron rotundamente al británico.

Cécile Chaminade (1857–1944) nació en Paris y estudió música con su madre y algunos profesores famosos, como Benjamín Godard, pero no de manera oficial, ya que su padre desaprobaba esta dedicación. A los ocho años componía música sacra y le fue posible interpretar una de sus piezas ante Georges Bizet, que quedó impresionado por el talento de Cécile. 

Ofreció su primer concierto a los dieciocho años, obteniendo un éxito que le permitió realizar varias giras por Francia, y en 1902 hizo su debut en Inglaterra. 

En 1908 visitó los Estados Unidos, y sus composiciones alcanzaron una gran popularidad entre el público norteamericano. En Francia fue condecorada con la "Legión de Honor", la primera vez que se concedía este honor a una mujer compositora. El músico Ambroise Thomas dijo de ella: "No es una mujer que compone, es un compositor que es mujer". Sin embargo, después de su muerte en 1944, sus composiciones cayeron en el olvido y dejaron de ejecutarse.

La música de Cécile Chaminade es muy melódica y accesible, en el estilo tardorromántico de la música francesa. Su obra más conocida es el "Concertino para flauta", de la que, incluso en la era digital, existen escasas grabaciones.

El pianista canadiense Marc-André Hamelin interpreta las deliciosas variaciones "Thème Varié".




Nadia Boulanger nació en Paris, en 1887.  Su padre, Ernest Boulanger, fue un destacado pianista, y su madre, Raissa Myshetskaya, una princesa rusa. 

En sus primeros años a Nadia le asustaba la música y corría a esconderse durante las frecuentes veladas musicales que se celebraban en su casa. Sus padres no acertaban a explicarse esta reacción, pero cuando la madre de Nadia volvió a quedarse embarazada la respuesta de la niña a la música cambió: "Un día oí una campana de fuego. En vez de llorar y esconderme, empecé a pulsar el piano y a reproducir sonidos. Mis padres no salían de su asombro". Nadia tenía entonces cinco años.

Desde entonces se dedicó a la música. Se graduó con honores en el Conservatorio de Paris y estudió composición con Gabriel Fauré. Empezó a componer, pero pronto, en contra de la opinión de su maestro, decidió dedicarse a la enseñanza. "Si algo tengo perfectamente claro, es que toda la música que he escrito es inútil". Nadie pudo convencerla de su error.

Pero si como compositora no quiso destacar, como profesora de música fue excepcional. Su fama se extendió a Francia, Inglaterra y los Estados Unidos. Compositores e intérpretes que luego se harían famosos, como Aaron Copland, Roy Harris, John Eliot Gardiner, Elliott Carter, Daniel Barenboim, Philip Glass y Astor Piazzolla, fueron alumnos suyos. Nadia Boulanger fue la primera mujer que dirigió grandes orquestas, incluyendo la Orquesta Sinfónica de la BBC y las Filarmónicas de Nueva York y Filadelfia, estrenando obras de Copland y Stravinsky.

 George Gershwin la visitó en 1927 para aprender composición, pero después de media hora con el americano Nadia le dijo tajantemente: "No tengo nada que enseñarle". Gershwin contó cientos de veces esta anécdota.

Nadia Boulanger murió en 1979. El compositor norteamericano Ned Rorem dijo de esta mujer:  "En lo referente a pedagogía musical -y por extensión a la creación musical - Nadia Boulanger es la persona más influyente que haya existido".

La "Fantasía para piano y orquesta" es una de las pocas obras grabadas de Nadia Boulanger.



12 comentarios:

  1. Una entrada muy instructiva a la hora de leer y muy agradables al oído esas composiciones que nos obsequiados. ¡Ah, qué equivocado estaba Inocencio IX y los que nos hubiéramos perdido de haberle hecho caso la Humanidad! Mendhelsson atinaba más habida cuenta de la imposibilidad que en esos momentos había de controlar siquiera mínimamente la natalidad.

    Una preciosidad de post.Menudas dos buenas compositoras que eran estas dos mujeres, Manuel. Y menudos alumnos "malos" (je, je...) que tuvo esta chiquita, para mí los hubiera querido yo en mis clases de Lengua y Literatura.

    Un abrazo

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  2. Así es , Juan Carlos. Creo que merece la pena rescatar estas mujeres. Gracias por tu comentario. Un abrazo.

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  3. Qué interesante tu entrada. La he leído con mi hijo, a quien le gusta bastante la musica clásica y mientras te comento ha buscado por el navegador de la tele música de Cécile Chaminade y la estamos oyendo. Me alegro de este artículo. Muchas gracias. Un abrazo.

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    1. Gracias a ti, Ángeles, por tu comentario. Para mí es un placer ofrecer estas músicas poco conocidas.

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  4. Interesante rescate. No las conocía así que gracias por traerlas. He disfrutado con la entrada y la música.
    Saludos

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  5. Gracias por rescatar del olvido a compositoras a las que se les negó el reconocimiento que merecían solamente por el hecho de ser mujer. Tan interiorizada tenían la misoginia social que ni ellas mismas podían reconocer su valía. Has rescatado citas de una dureza terrible como la que sigue pronunciada por el abuelo de Fanny Mendelsshon "El saber moderado sienta bien a una dama, pero no la erudición [...] Las mujeres pueden llegar a igualar e incluso superar intelectualmente a los hombres, pero como la biología ha impuesto que ese progreso intelectual se realice a costa de sus funciones reproductoras, corresponde condenarlas por razones biológicas" o la pronunciada por el músico Ambroise Thomas sobre Cécile Chaminade (1857–1944) : "No es una mujer que compone, es un compositor que es mujer". Tremendo.

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    1. Sí, es tremendo, Herminia. Aún queda camino por recorrer, pero en la actualidad, en la música, el género no tiene ya esas connotaciones tan negativas. Y hay reconocidas directoras de orquesta, como la española Inma Shara. Pero comprendo y comparto tu indignación. Un abrazo.

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  6. No tenía ni idea de estas compositoras. Me ha resultado muy interesante leer sobre ellas y escuchar su música. Tan distinta la de ambas, me ha gustado más la de Cécile Chaminade. Me imagino que es más fácil para oídos poco instruidos. Gracias, por enseñarnos tantas cosas.
    Un beso.

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  7. Las dos son excelentes compositoras, Rosa, y quizá hubo otras muchas, desconocidas para mí, que no se les permitió triunfar en un mundo masculino. Un abrazo, Rosa.

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  8. Qué deleite escucharlas¡¡ Y muchas gracias por traernos dos vidas de mujeres tan interesantes.
    Un beso

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  9. Me impresiona la vida de las dos. Y su música. Gracias, Suni.

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