miércoles, 9 de julio de 2014

En el azul


Leila

Mira, yo no soy quién para decir cómo escribe nadie, ni lo que pretende empleando esas palabras, que tal vez han sido pensadas muchas horas o han brotado de pronto como una queja o un sentimiento; solo sé que, de tarde en tarde, me asalta una escritura inesperada que es como un regalo, un comienzo diferente del día que empieza, y siempre la lectura de esas palabras me sabe a poco, porque quisiera que quien escribe lo siguiera haciendo, que continuara esparciendo una voz distinta que cuenta cosas, o no cuenta nada, qué más da; aunque sé que me equivoco, porque no se puede alargar un poema que es como es, cerrado en sí mismo, aunque sea imperfecto, ni tampoco se pueden alargar más las palabras porque ya serían otras y tendrían otra música; pero qué bien que esto ocurra, aunque sea de tarde en tarde, que haya alguien que rompa la monotonía diaria de lo que se escribe, de lo que leemos cada mañana, y uno pueda esperar que ese momento especial se repita cualquier día.