martes, 24 de enero de 2017

Cuentos de hadas

Atardecer

Hoy les dejo unas reflexiones de Jeanette Winterson, seleccionadas de su libro "¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?"

¿Recordáis cómo engañó Simbad al genio? Simbad abre la botella y aparece un genio de trescientos pies de alto que dejará tieso a Simbad. Así que Simbad apela a su vanidad y apuesta con él a que no es capaz de volver a meterse en la botella. En cuanto el genio lo hace, Simbad tapona el cuello de la botella hasta que el genio aprende a comportarse.

A Jung, no a Freud, le gustaban los cuentos de hadas por lo que nos cuentan sobre la naturaleza humana. A veces, con mucha frecuencia, una parte de nosotros es a la vez voluble y poderosa: ahí va esa rabia enorme que puede matarte a ti y a los demás, y que amenaza con aplastarlo todo. No podemos negociar con esa parte poderosa pero enrabietada de nosotros, hasta que le enseñamos a comportarse, lo que significa volver a meterla en la botella para mostrarle quién está al mando. Esto no es represión, sino la búsqueda de un recipiente. En la terapia, el psicólogo actúa como recipiente de lo que no nos atrevemos a sacar porque nos asusta, o de lo que sale con demasiada frecuencia y destroza nuestras vidas.
......

Creo que tener el tamaño adecuado para tu mundo —y saber que tanto tú como tu mundo no tienen de ningún modo unas dimensiones fijas— es un truco muy válido para aprender a vivir.
......

Pensad, por ejemplo, en Las habichuelas mágicas, que trata básicamente de un gigante feo y estúpido y un pequeñín listo, Jack, de pies rápidos. Vale, pero el elemento voluble son las habichuelas, que comienzan siendo una plantita y crecen hasta convertirse en algo gigantesco parecido a un árbol por el que escala Jack para llegar al castillo. Este puente entre dos mundos es impredecible y muy sorprendente. Más adelante, cuando el gigante intenta subir en pos de Jack, hay que cortar el tronco al instante. Esto sugiere que la búsqueda de la felicidad, a la que también podríamos llamar vida, está llena de elementos sorpresa que no duran en el tiempo: llegamos a algún sitio al que no podríamos ir de otro modo y sacamos provecho del viaje, pero no podemos quedarnos, no es nuestro mundo, y no debemos permitir que ese mundo se entrometa en el que nos es permitido habitar. Hay que cortar el tronco de las habichuelas. 

Pero las riquezas a gran escala del «otro mundo» se pueden traer al nuestro, como hace Jack al salir corriendo con el arpa que tocaba sola y con la gallina de los huevos de oro. Todo lo que «ganemos» se adaptará a nuestro tamaño y nuestra forma, como las princesas en miniatura y los príncipes sapos que asumen la forma verdadera y necesaria para su próxima vida, y la nuestra.


_________


La música hoy es de Henry Purcell, la conocida aria "When I am laid in earth" de su ópera "Dido y Eneas". Me gusta como la canta Emma Kirkby, con su voz imperfecta y pequeña, pero cristalina y emocionante.