viernes, 20 de junio de 2014
De vacaciones
Como
estoy de vacaciones me he visto la coronación al completo. Proclamación, no
coronación, me dice Merche. Sí, bueno, proclamación. Debía de estar pensando en
El Prisionero de Zenda, que es la
coronación que con más fervor guardo entre mis recuerdos. (De algún modo han
tenido suerte los futbolistas de que la proclamación coincidiera con la debacle
de Maracaná; si lo de La Roja hubiera sido lo único noticiable estos días, los
medios se hubieran ensañado). El discurso de Don Felipe me pareció correcto, pero
me dejó un poco frío. No sé, yo esperaba algo menos previsible, más audaz. Que,
por ejemplo, hubiera dicho: "De momento sigue la Monarquía; si más
adelante la mayoría de los españoles prefieren otra forma de gobierno, ya se
verá". Los Tirios habrían montado en cólera, pero los Troyanos hubieran
dicho: bueno, algo es algo. ¿No les parece? A la postre "ya se verá"
no compromete a nada.
Yo, la
verdad, no me siento ni monárquico ni republicano y juraría que hay mucha gente
que piensa de manera semejante. He vivido 34 años de dictadura y cuando subió
al trono el rey Juan Carlos I pensé: Bueno, por lo menos ya somos algo bien
visto. Siempre he tenido a mi alrededor republicanos y monárquicos. Pero no
republicanos convencidos, sino personas nostálgicas de una República
idealizada, la Segunda, que cometió no pocos errores. Y en el otro bando
monárquicos, nostálgicos también de un rey aristocrático, que alternaba
gobiernos liberales y conservadores (cuando no directorios militares), y hacía
oídos sordos a la desigualdad social.
¿Y
ahora qué? ¿Más de lo mismo? ¿O puede acaso un nuevo rey (o en su caso un
presidente de la República, me da igual) hacer algo práctico para sacar a
España de la devastación en que está sumida? Tristemente la respuesta es no.
Tenemos un nuevo rey, más joven, más mediático, y eso le encanta a mucha gente;
gente que no es monárquica ni republicana, pero que se entusiasma con las
banderitas, los saludos y el papel cuché. Peor sería que, tras las elecciones
de una hipotética Tercera República, hubiera salido presidente Don José María
Aznar o Don Felipe González. De eso ya hemos tenido bastante.
Nota
para cinéfilos. Cuando en El Prisionero
de Zenda (la versión MGM) el coronel Sapt encuentra a Rudolf Rassendyll (el
doble del rey de Ruritania) y éste le comunica que ha venido a pescar truchas y
no piensa viajar a Strelsau, el militar exclama: "¡Se perderá la
coronación!". Y Rassendyll contesta: "Tengo por costumbre perderme
las coronaciones".
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