jueves, 24 de abril de 2014

Alambrada


Sobre el pasado

Toda buena novela es en parte autobiográfica. O algo así. Una de esas frases que se repiten de vez en cuando sin que nadie sepa a ciencia cierta quién la pronunció, si es que la pronunció alguien, porque estoy seguro que algunas frases surgen por generación espontanea de esa sabia vox populi que nos rodea. Y no es que los escritores nos cuenten  literalmente su vida, sino que siempre escribimos a partir del bagaje acumulado por nuestras percepciones a lo largo de la vida; y no importa si lo que uno escribe es una novela costumbrista, policiaca o de ciencia ficción, porque siempre habrá vivencias del escritor reflejadas en un personaje, una acción o un paisaje.

Las personas de mi edad, o sea los viejos, seamos escritores o no, tenemos cierta renuencia a contar cosas de nuestra vida, pensamos que nuestro pasado no interesa a los más jóvenes y que, aunque no lo digan, quizá piensen: "¡Qué coñazo el abuelo con sus batallitas!". Confieso que, a veces, yo mismo me siento cohibido al hablar de mis recuerdos. Pero es un error. Las novelas no envejecen porque sean antiguas, sino porque no son buenas novelas. El pasado nunca es despreciable, es la parte más sólida de nuestra vida, más que un presente efímero o un incierto futuro. A diferencia de otros animales, los humanos conservamos nuestro pasado y sobre él edificamos nuestra cultura. Y no se trata de decir "con Franco vivíamos mejor" o "cualquier tiempo pasado fue mejor". No se puede vivir en el pasado, pero es bueno recordarlo y recrearlo en nuestros pensamientos y en nuestras palabras. Vivir descontento con el presente y añorar el pasado no conduce a nada. Pero revivir los recuerdos o deleitarse en la nostalgia, no es un error. El que ese pasado pueda interesar o no a otras personas ya no es nuestro problema.


Hoy ha muerto Alfonso Sainz, uno de los fundadores de "Los Pekenikes", un conjunto que forma parte de mis recuerdos. Este tema era uno de mis favoritos.