jueves, 25 de junio de 2015

Sánchez y Patton

Gorge C. Scott en "Patton", de Franklin J. Schaffner. 1970

Una bandera es un icono para arrastrar multitudes. Un artificio para congregar voluntades, como puede serlo una figura- una cruz o una hoz y un martillo, por ejemplo- o una frase que enardece corazones: "Yes, we can", "No pasarán", "Hala Madrid", etcétera. Los líderes y los conductores de masas saben que necesitan emblemas que eviten la dispersión y simbolicen su ideología. Para este fin, nada mejor que una bandera. Pero hay otros usos de las banderas nada comprometidos, como es la ejecución de señales. Ahí están el lenguaje  marítimo de banderines, de larga tradición,  las banderas que señalan la llegada en una competición deportiva o la fatídica bandera de un juez de línea que determina un fuera de juego. Históricamente las banderas empezaron a usarse no como un símbolo patriótico, sino para distinguir unos combatientes de otros en la refriega polvorienta de las antiguas batallas. De ahí la figura del abanderado, cuya única misión en el combate era mantener enhiesto el mástil de su bandera. Y no fue menos útil para identificar a distancia la nacionalidad de un barco, fuera mercante, militar o pirata, siendo la enseña de estos últimos una de las banderas más famosas de la historia.

Precisamente los colores de la actual bandera española tuvieron un origen marítimo. Para que se reconociera con claridad la nacionalidad de nuestros barcos, Carlos III emitió el Real Decreto de 28 de mayo de 1785, por el que "se resuelve la realización de un concurso convocado para adoptar un nuevo pabellón de la Marina". Resultó ganador el diseño que todos conocemos: dos bandas rojas y una amarilla en medio. La Primera República Española, instaurada en 1873, no alteró los colores de la bandera, aunque se suprimieron de los escudos todos los símbolos reales. El único intervalo durante el cual nuestra bandera cambió de color fue durante la II República. Después de la guerra civil el franquismo volvió a adoptar la roja, amarilla , roja, cambiando el escudo. En 1978 volvió a cambiar el escudo conservando los colores, que es lo que hoy llamamos bandera constitucional.

No debe atribuirse otro sentido a esta bandera que el constitucional. Identificar este emblema con el centralismo o el franquismo, es pura estrategia política o aberración mental. Naturalmente cada uno es libre de consagrar su fetiche con mayor o menor fervor o apropiarse indebidamente de símbolos que no le corresponden. Pero a una gran parte de ciudadanos de este país les parece un signo de pobreza mental acusarse unos a otros de la utilización oportunista de la bandera. La bandera es lo que es: un trapo para que se vea de qué nacionalidad son los barcos, los aviones, las selecciones deportivas o para que la gente sepa que se ha techado un edificio. Vincular odios, rencores o místicas exaltaciones patrióticas a una bandera es un signo de inmadurez social y torpeza política. Tengamos como ejemplo la bandera arco iris de los homosexuales que todo el mundo comprende y nadie discute.

Y si Pedro Sánchez quiere hacerse una foto con la bandera, al estilo Patton, está en su perfecto derecho.

2 comentarios:

  1. Pedro Sánchez está recordando a todos los votantes españoles que él y su partido representan a España. En su unidad, en su tradición, en su significado de nación, sin sectarismos, ni radicalizaciones; o eso pretende. El símbolo de la bandera en nuestro país está tan distorsionado, estigmatizado o directamente politizado, que ningún político español puede enarbolarla sin generar polémica. Unos a favor por principios, otros en contra por demagogia y despotismo y otros en medio, que dicen que el símbolo le ha robado protagonismo al discurso. Sánchez se ha adelantado a sus adversarios y le ha robado la bandera a los conservadores. Por mi bien.

    Es muy distinto en un país como EE.UU, en donde el patriotismo no se siente con vergüenza. Al contrario, se ensalza de una forma natural y quizá un poco exagerada, pero cada cultura es el resultado de su historia. Y nuestra historia reciente es tan controvertida que solamente se admite sin censura la enseña española cuando gana la selección de fútbol. Supongo que ya es algo.

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  2. Tu comentario amplía el significado de lo que yo quería decir. Estoy de acuerdo contigo.

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