lunes, 30 de diciembre de 2013
Ladrones de banda ancha
En un artículo
reciente, Las bandas de la banda ancha, (El País, 23/12/2013) Javier Marías
se siente estafado por las eventuales descargas gratuitas de sus libros desde
Internet y la consiguiente disminución de las ventas en papel de sus novelas.
No digo que le falte razón, pero ¿quién tiene la culpa de que esto ocurra? Les
cuento mi propia experiencia. Durante toda mi vida he comprado libros -en
papel, claro, no había otros-, y por lo menos en tres ocasiones, por falta de
espacio, he tenido que aligerar mi biblioteca regalando o donando los
ejemplares descartados. Otro tanto me ha ocurrido con la música. Tengo una
discoteca de casi 3000 discos, cedes originales, y no contabilizo los antiguos
LP que también ocupan lo suyo.
Luego vinieron
los ordenadores, Internet, los primitivos modems y por último la banda ancha,
esa que tanto molesta a Marías. Y un día parecieron los libros electrónicos.
Eran cómodos, pesaban poco y podían almacenar una cantidad insospechada de
libros que, en papel, hubieran ocupado un espacio considerable en nuestras estanterías. Hasta aquí, nada
perjudicial para los escritores: los libros se compraban y se descargaban de
determinadas páginas web sin mayor problema. Es verdad que el precio de los libros
en formato electrónico, en comparación con su costo en papel, resultaba (y
resulta) un poco elevado: si el precio de un libro encuadernado es 24, 90 euros
(éste es un ejemplo real, aunque hay mucha variación) y el mismo, en formato
e-book, cuesta 17 euros, uno piensa que no hay proporción entre los gastos
editoriales de uno y otro. Si además estos libros vienen por lo común
encriptados y en diferentes formatos, de modo que solo se pueden leer en un
determinado aparato y en un solo ordenador, y como consecuencia uno no los
puede prestar a los amigos, como hacíamos antes con los libros de papel,
resulta que comprar un libro virtual no es que sea caro, es que es carísimo.
Un día
aparecieron las páginas de descarga gratuita: libros, música, películas,
series... No voy a repetir lo que todo el mundo conoce, las polémicas sobre los
derechos de autor, las leyes antipiratería, la clausura de algunos servidores,
etc. Fue como ponerle puertas al campo. Pero eso no es lo que aquí se discute.
El lector corriente, el usuario de Internet, no pinta nada en esos discursos.
Si hay un vacío legal, si los estados no pueden domesticar la fuerza de la red,
es problema de ellos; la gente no tiene la culpa y se limita a coger lo que le
ofrecen. Porque vamos a ver, ¿hay delito en aceptar lo que a uno le regalan?
Para mí no constituye un latrocinio ni un problema ético realizar descargas
gratuitas de Internet, ni tengo conciencia de estar estafando a nadie. Tampoco
necesito justificarme con el argumento -muy extendido- de que bastante
sobreprecio hemos tenido que pagar antes de las "descargas ilegales".
Cuando he tenido que pagar (y tengo, porque sigo comprando libros y discos) he
pagado; cuando me ofrecen algo gratuito lo acepto. Todo lo demás es hipocresía
y no me merecen consideración los que enarbolan el estandarte de una honestidad
ficticia.
Me parece
injusto que los escritores y los interpretes ganen menos (no tanto las
editoriales y las discográficas), y si en el futuro los gobiernos logran
erradicar lo que ellos llaman piratería informática lo aceptaré sin problemas,
pero hasta entonces continuaré siendo un descargador ilegal . A veces me
pregunto si esos escritores tan enojados son tan puros y solidarios como para
comprar siempre los libros que leen o se benefician alguna vez (aunque sea a
oscuras) de los mismos regalos informáticos que el resto de los mortales.
martes, 24 de diciembre de 2013
Montañas
Este cuadro está inspirado en la pintura de Von Jawlensky y me parece adecuado para acompañar la música de Silvestrov.
Silvestrov
"La música es siempre una
canción, incluso cuando no puede cantarse: no es una filosofía, no es una
visión del mundo. Es, sobre todo, un canto, una canción que el mundo canta
sobre sí mismo, es el testimonio musical de la vida".
Este pensamiento pertenece a Valentín Silvestrov, un músico nacido en Ucrania en 1937. Silvestrov es uno de más grandes y más desconocidos compositores del siglo XX.
viernes, 20 de diciembre de 2013
jueves, 19 de diciembre de 2013
Lo que tenemos delante
George Orwell
decía que mirar lo que se tiene delante de los ojos requiere un constante
esfuerzo. Muchos de los que vivimos el comienzo de la democracia no hicimos ese
esfuerzo y ahora nos asombra lo que ven nuestros ojos. Si no se hubiera
producido esta crisis económica seguiríamos estando ciegos o miraríamos sin
ver. Ahora no solo vemos lo que está delante de nuestros ojos, también miramos
hacia atrás con rabia. ¿Desde cuándo está sucediendo esto? ¿Cuándo empezaron a
robar?
No habíamos visto antes pero vemos ahora que nuestros políticos
han corrompido la Transición, un momento histórico ilusionante que creíamos
invulnerable. Hoy los sociólogos hablan de la "falsedad" de la
Transición, porque " fue una imposición neta de la fracción reformista del
franquismo que la mayor parte de la población revalidó". Bueno, ¿y qué?
Esa imperfecta reforma permitió convocar elecciones generales y crear una
Constitución. ¿Podía pedirse más? Puede que la Transición no fuera perfecta,
pero desde luego no es culpable de la corrupción política que ahora nos abruma.
Por su parte los
políticos están perplejos: ¿qué le pasa a la gente? ¿de qué protestan? Nosotros
estamos haciendo las cosas como siempre: igual que los que nos precedieron,
igual que los que precedieron a los precedentes. El problema que aflige ahora a
la clase política (no hay tal "clase" política, pero es como mejor se
entiende) es arduo: recuperar el prestigio ante los ciudadanos. Y a los
ciudadanos les importa poco que la regeneración social la lleven a cabo los
políticos de derechas o los de izquierdas: perciben que la frontera entre una y
otra ideología es cada vez más difusa. Los partidos políticos, como algunos
equipos de futbol, se están quedando sin hinchas, y esta situación suele ser
terrible para los equipos porque no llenan los campos, pierden patrocinadores y
corren el riesgo de bajar a segunda división.
Si no quieren
afrontar ese riesgo sería conveniente que nuestros políticos prestasen más
atención a Orwell y estuvieran atentos a lo que tienen delante de los ojos.
Aunque sea con esfuerzo.
martes, 17 de diciembre de 2013
Arboleda
Nací en Toledo un día de febrero y ese día un incendio destruía la
ciudad vieja de Santander. Sin embargo en Toledo nevaba. Los augures hubieran
dicho que nací entre el fuego y la nieve y habrían hecho predicciones. Ahora ya
no hay augures y es tarde para pensar en el fuego y la nieve, pero hubo un
tiempo en que creía o me gustaba creer en esos símbolos. Siempre hay un momento
para creer en todas las cosas.
Escribir sobre uno mismo es una maldita tentación contra la que se
lucha toda la vida y al final se acaba sucumbiendo. Uno tiene la absoluta
certeza de que su vida no le interesa a nadie (tal vez a 4 o 5 personas), pero
cuando se llega a una determinada edad uno se dice a sí mismo: debería dejar
constancia de algo. Quizá por eso haya iniciado este blog. Quizá estoy
empezando a dejar constancia.
sábado, 14 de diciembre de 2013
Últimas lecturas
He leído de
manera sucesiva, aunque sin intención, dos novelas que se desarrollan en Israel
y que, de manera inevitable, tienen como música de fondo el conflicto palestino
israelí. La primera narración, "El Atentado", está escrita por un árabe,
un ex-militar argelino que firmaba sus libros con un pseudónimo femenino, Yasmina
Khadra, por miedo a la censura. El autor de la segunda novela, "El
Amante", Abraham Yehoshua es judío. Estos escritores tienen en común su
rechazo de la violencia, la idea de que el conflicto entre árabes y hebreos
debe terminar y que ambos pueblos pueden convivir en paz. Pero ni siquiera en
sus libros logran formalizar esa utopía.
En la novela de
Yehoshua, los personajes árabes que viven en territorio israelí, son tratados
con respeto, con afecto incluso, pero es imposible no percibir un sentimiento
de condescendencia hacia ellos: son buenos, amistosos, trabajadores, pero irremediablemente
inferiores. El libro de Khadra cuenta la historia de un médico árabe, integrado
en Israel, cuya esposa se inmola en un atentado suicida. El autor, a través de
sus personajes, desaprueba esa violencia, pero no puede evitar transmitir una
justificación subliminal del atentado. Es triste, pero erradicar ese antagonismo
geográfico, consecuencia de decisiones políticas equivocadas, parece imposible
incluso en la ficción.
Para
contrarrestar el posible pesimismo que inspiran estos temas, les propongo
escuchar la música de Ludovico Einaudi, un compositor italiano actual al que no
le importa definirse como minimalista.
sábado, 30 de noviembre de 2013
miércoles, 27 de noviembre de 2013
San Pablo y las sumisas
Gran escándalo en los medios a causa de un libro
escrito por una italiana que ha editado en España Nuevo Inicio, una editorial
creada por el arzobispo de Granada monseñor Martínez. Cásate y sé sumisa es el título. Hasta a la ministra Mato (ver para
creer) a pedido la retirada de la obra por su contenido irrespetuoso con la
mujer. Resultado: número uno de ventas en Amazon. A lo mejor es de lo que se
trataba. La provocación, ya se sabe, es lo que más vende.
¿Creen realmente los cristianos que la mujer debe ser
sumisa? Tanto la autora como el clérigo sustentan sus afirmaciones en las
palabras de San Pablo. He aquí el gran error del arzobispo y de la Iglesia
Católica en general. Justificar sus dictámenes con palabras que se dijeron hace
dos mil años es ignorar con deliberación el progreso de la humanidad. Esas palabras
pudieron ser válidas en el siglo I, pero no lo son el siglo XXI. No es comparable
el nivel social de la mujer en tiempos de Cristo con el actual. Es como si los
médicos siguiéramos practicando la medicina de Hipócrates o los filósofos
siguieran aludiendo al demiurgo platónico. San Pablo fue un hombre muy listo,
pero hablaba para los cristianos de su época. Por tanto, escudarse hoy en día
en lo que él dijo es una inconsecuencia.
Por otra parte, a mi juicio, hay una interpretación
sesgada de lo que escribió Pablo. Si tienen curiosidad pueden consultar la
Epístola a los Efesios. Rescato aquí los versículos en cuestión: Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al
Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es
cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también
las casadas lo estén a sus maridos en todo.
(Efesios
5, 22-25) Yo no veo que aquí se
hable de sumisión. Más me parece que "estar sujetas" podría ser una
prevención del adulterio y no una forma de esclavitud. Sobre todo cuando más
adelante proclama: Así también los maridos deben
amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos (...) porque somos miembros
de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
En un contexto histórico, las palabras de
Pablo podrían no resultar demasiado lesivas para el género femenino, y no deberían
usarse como arma arrojadiza por la curia conservadora.
domingo, 24 de noviembre de 2013
El Lector
Hace años leí la novela El Lector, de Bernhard Schlink, y hace poco he visto en DVD la película que se hizo sobre este libro.
Por su interpretación de Hanna Schmitz, Kate Winslet obtuvo un Oscar en 2008.
Conservaba un buen recuerdo de la novela y su versión cinematográfica no me
decepcionó.
Es infrecuente que esto ocurra, ya que en la
adaptación al cine de muchos libros es necesario suprimir secuencias,
personajes, reflexiones, etc, dada la limitación temporal del metraje. En
ocasiones el guionista renuncia a comprimir el texto original y se inventa algo
diferente, vagamente relacionado con el libro, y el resultado puede ser una
película buena o mala, pero en todo caso no comparable con la novela. Sin
embargo, en la película El Lector -quizás porque la novela no es muy larga-, se
conservan muy bien el espíritu y la trama del libro, y los actores se
identifican totalmente con los personajes. El guionista David Hare hizo un buen
trabajo
Schlink, que es juez de profesión, después de El
Lector escribió El Regreso, su mejor libro en mi opinión. En ambos relatos (en
toda su obra, en realidad) está latente un asunto apasionante: el pasado nazi de los alemanes que
nacieron después de la guerra. En las dos novelas hay referencias a La Odisea, una obra que Schlink debe tener en gran estima, sobre
todo en El Regreso -el título ya es un indicio-, un relato que se construye sobre
el armazón de la epopeya homérica.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
domingo, 17 de noviembre de 2013
Pintores desconocidos (para mí) II
August Macke. Modegeschäft, 1913. (Oleo sobre lienzo)
August Macke (1887-1914) fue uno de los principales
miembros del grupo expresionista alemán Der Blaue Reiter (El Jinete Azul). El
encuentro de Macke con Robert Delaunay en París en 1912, supuso una revelación
para él. El Cubismo cromático de Delaunay influyó definitivamente en el arte de Macke a
partir de ese momento. Sus escaparates de tiendas pueden ser considerados una
interpretación personal de las Ventanas de Delaunay, combinadas con las imágens
futuristas que vio en Italia. El ambiente exótico de Túnez, que Macke visitó
con Paul Klee y Louis Moilliet en 1914, fue fundamental en la aproximación a la
luz de su etapa final, en la que creó una serie de trabajos que se consideran
actualmente obras maestras. La carrera de Macke fue interrumpida bruscamente
por su temprana muerte en septiembre de 1914, en el frente de la I Guerra
Mundial.
(Fuente: Wikipedia)
sábado, 16 de noviembre de 2013
Pintores olvidados (por mí) I
Quiero recordar a dos pintores, que no
llamaré olvidados en general, pero que sí lo eran para mí. Siempre, en la música,
en la pintura o en cualquier otra manifestación artística, habrá grandes
artistas eclipsados por otros que, sin ser necesariamente mejores, alcanzan la
fama. Y la fama o el éxito, como todo el mundo sabe, dependen a veces de circunstancias
que tienen poco que ver con el mérito artístico. Yo había olvidado o ignoraba
que existieran Derain y Macke, pero la reproducción de algunos de sus cuadros en caratulas de disco despertó mi atención. Este tardío descubrimiento me causó un fuerte
impacto, hasta el punto que me he atrevido a copiar cuadros suyos. (Puede que suba las
copias algún día). Hoy recordaré al primero de estos pintores.
André Derain. Charing Cross Bridge (Oleo sobre lienzo)
André Derain (1880 - 1954) fue, junto con
Matisse y Vlamink, uno de los creadores del fauvismo. En 1905 dichos pintores exhibieron por primera vez sus obras en
el Salón de Otoño, junto a sus colegas Rouault, y Henri Charles Manguin. En la
misma exposición había una escultura renacentista, lo que hizo exclamar a un crítico:
Mais c'est Donatello parmi les fauves! (Pero
es Donatello entre las fieras). A Derain y sus amigos no les molestó que
los llamaran fauves y lo adoptaron
como nombre para su estilo. El fauvismo, por encima de todo, daba importancia
al color, aunque se descuidaran aspectos básicos de la pintura como el trazo o
la perspectiva. La trayectoria artística de André Derain fue muy extraña: en 1908, sin explicar a nadie por qué, destroza sus obras y se
dedica a pintar paisajes similares a los de Cézanne. Y más adelante, en
1916, retrocede aún más e imita el dibujo clásico de Emille Corot. Su vida fue
también complicada. Durante la Segunda Guerra Mundial, contemporizó con los
nazis y el gobierno de Vichy, por lo que tuvo que afrontar acusaciones de
colaboracionismo al final de la guerra. Murió en 1954 atropellado por un camión.
(Fuente: Wikipedia)
lunes, 11 de noviembre de 2013
Relato de Vicente (Fragmento de mi novela inédita "Los Espejos Rotos")
Pero yo también he sentido el
amor, ese amor que te ablanda los sentidos y corta tu respiración cuando
contemplas a la persona amada. Es una vieja historia que os contaré si queréis
que lo haga y si no me lo impide esta botella que me he propuesto vaciar,
aunque no sé muy bien si ya os la he contado antes, pero qué importa, la misma
historia es diferente según los días. Esto lo decía mi abuelo, que gustaba de
contar historias perversas a sus nietos con gran disgusto de mi madre. Gran tipo
mi abuelo, se divertía relatando obscenidades a los niños, que no eran
obscenidades aunque entonces lo pareciesen. Eran retazos reales o inventados de
su propia vida. Solía contar siempre la misma historia, aunque cada vez la
aderezaba de un modo distinto, introduciendo nuevos personajes y
acontecimientos, e incluso variaba el final, y cuando se lo hacíamos notar nos
miraba con sorna y decía que las historias, como las personas y las nubes, son
diferentes según los días. Pero a lo que voy, hace años yo estaba en la legión,
no me preguntéis cómo ni por qué, esa es otra historia, pero como digo, me
había enrolado en la legión y estaba en África, en el Sahara Español para ser
exactos.
La vida en el tercio era dura y cruel, aunque a mí no me lo parecía tanto, en aquella época los moros estaban tranquilos y existía una cierta relajación de la disciplina. Las únicas peleas eran entre nosotros mismos y se castigaban con severidad. Cuando estábamos de permiso íbamos al pueblo más cercano para emborracharnos y acostarnos con unas moras divinas que ejercían desde muy jóvenes la prostitución. Aquella vida no me parecía tan mala: no tenía uno nada en que pensar, la comida era abundante, las mujeres fáciles, lo único que se me pedía era obediencia y ni siquiera sabían quién era yo, porque me había alistado con un nombre falso. Las cosas se jodieron con la llegada de aquel tenientillo. Había habido otros antes que él: lechuguinos imberbes recién salidos de la academia que pretendían ganarse el respeto de aquella ralea. Pero éste era más cabrón, disfrutaba humillando a sus subordinados, solía golpearlos con una fusta que llevaba siempre consigo, igual que unas botas altas de montar, para que todo el mundo supiese que pertenecía al arma de caballería.
La vida en el tercio era dura y cruel, aunque a mí no me lo parecía tanto, en aquella época los moros estaban tranquilos y existía una cierta relajación de la disciplina. Las únicas peleas eran entre nosotros mismos y se castigaban con severidad. Cuando estábamos de permiso íbamos al pueblo más cercano para emborracharnos y acostarnos con unas moras divinas que ejercían desde muy jóvenes la prostitución. Aquella vida no me parecía tan mala: no tenía uno nada en que pensar, la comida era abundante, las mujeres fáciles, lo único que se me pedía era obediencia y ni siquiera sabían quién era yo, porque me había alistado con un nombre falso. Las cosas se jodieron con la llegada de aquel tenientillo. Había habido otros antes que él: lechuguinos imberbes recién salidos de la academia que pretendían ganarse el respeto de aquella ralea. Pero éste era más cabrón, disfrutaba humillando a sus subordinados, solía golpearlos con una fusta que llevaba siempre consigo, igual que unas botas altas de montar, para que todo el mundo supiese que pertenecía al arma de caballería.
viernes, 8 de noviembre de 2013
Licencia para pensar
Ahora es otoño. Hojas amarillas
y rojizas en los árboles. Son inseparables otoño y melancolía. No importa, me
gusta el otoño y quizá también la melancolía. Melancolía, una palabra un poco
en desuso. Ahora decimos más a menudo ansiedad, depresión… Pero no es lo mismo,
melancolía es recordar, recordar cualquier cosa, recordar un momento. La vida
está hecha de momentos, de recuerdos y olvidos. Hay un olvido que se relaciona
con el paso del tiempo y otro inconsciente que elimina cosas y situaciones que
en algún momento nos hicieron daño. Los recuerdos no son perfectos. En
ocasiones recordamos cosas que nunca sucedieron. Otras veces hay recuerdos de
cosas no especialmente importantes que se adhieren a la memoria y persisten con
inexplicable tenacidad. Los recuerdos son anárquicos, fluyen sin orden ni
concierto. Con un pequeño esfuerzo uno intenta reconducir la cronología de los
acontecimientos, pero casi siempre fracasa, porque entonces los recuerdos empalidecen y se agotan
y crean vacíos, como si se tomaran una pequeña venganza.
Leo la prensa en Internet. Solo titulares,
alguna noticia, algún artículo. Ayer se conmemoraba el centenario de Albert
Camus. Me sorprendió leer que en sus comienzos fue criticado, o desestimado, porque
no tenía una formación filosófica integral. Fernando Savater recuerda que, para
sus detractores, Camus fue en todo caso “un filósofo para alumnos de
bachillerato". Hoy sigue siendo la opinión de no pocos académicos. Decían
que un filósofo no se expresa con novelas o teatro. En este punto me pregunto
si lo que leo es un homenaje o una demolición. Savater concluye: "Digamos
que fue un espontáneo que saltó al ruedo de la filosofía". No salgo de mi
asombro: ¿hay que tener licencia para pensar? ¿No se le permite a la gente
corriente expresar sus pensamientos? Hay algo erróneo en todo esto, tal vez una
valoración desmedida de la erudición. Es un hecho que los filósofos y sus
indemostrables hipótesis, se ven
amenazados en el mundo de hoy por el pragmatismo de la ciencia. En fin, no sé si Albert Camus fue un filósofo
con denominación de origen, pero en todo caso fue un gran pensador y así
prefiero recordarlo.
jueves, 7 de noviembre de 2013
La Ventana de los Mirlos
Estoy
despierto. Aún no he abierto los ojos, las imágenes del sueño se baten en
retirada, se desdibujan, se sumergen en el olvido. Lentamente mi conciencia
empieza a funcionar. La conciencia siempre es lenta, necesita tiempo para
acomodarse a la realidad. Decimos: " Espera a que mis neuronas se
organicen". Y es verdad. No que las neuronas corran de un lado para otro
en busca de acomodo, pero sí que el cerebro se toma un tiempo para recobrar su
actividad. Abro los ojos. Claridad tenue, grisácea. Subir la persiana, calzarme
las zapatillas, tomar las píldoras que he dejado en el cuenco la noche
anterior, contestar a mi mujer. ¿Qué día hace? Sol, niebla, lluvia... Depende.
(Por cierto, la ventana por la que miro es la ventana de los mirlos. No siempre
hay mirlos, pero a veces están por ahí picoteando). Al abrir la puerta de la
cocina mi perro ladra y azota el aire con su rabo. No sé si se alegra de verme
o reclama su comida. O las dos cosas. Preparar el té y el café, exprimir las
naranjas. Vamos a despertar a mamá, le digo al perro. Corre por el pasillo y
salta sobre la cama, le lame las manos y la cara. Es su rutina.
lunes, 4 de noviembre de 2013
JS Bach
El compositor estadounidense Steve Reich (1936), padre del Minimalismo, dijo una vez que solo escuchaba música de J.S. Bach (1685 –1750), un poco de Beethoven y de Debussy (1862 - 1918) en adelante. Menospreciaba por tanto todo el Clasicismo (incluidos Mozart y Haydn) y todo el Romanticismo, casi siglo y medio de música. La afirmación de Reich puede considerarse una boutade, pero es interesante resaltar que no descarta a Bach. Nadie se atreve a descartar a Bach. Stravinsky se mofaba de Vivaldi pero respetaba a Bach.
Puede que JS Bach fuera un extraterrestre. Su música no solo es diferente, sino avanzada en siglos a su época. Hay en la música de este compositor una intemporalidad que nunca nadie, antes o después, ha tenido. Hay páginas de Bach que podían haber sido compuestas ayer mismo. El otro aspecto que hace única su música es la introspección, un concepto profundo de la música que combina de manera asombrosa la percepción intelectual y la emocional. Para muchos la obra cumbre de J.S. Bach es la Misa en sí menor, para otros La Pasión según San Mateo. Hoy quiero destacar la música para teclado que, en mi modesta opinión, es el destilado más puro de su obra, y dentro de ella dos composiciones sublimes: Las Variaciones Goldberg y El Clave Bien Temperado.
A mi juicio los mejores interpretes de esta música son, Glenn Gould (1932-1982) -y su versión inmarcesible de las Variaciones Goldberg-, Ángela Hewitt (1958) y Evgeni Koroliov (1949). Éste último es menos conocido, pero la sensibilidad para interpretar a Bach de este pianista ruso me parece insuperable. Escuchen a Koroliov (aunque solo sea el Aria) en su versión de las Variaciones Goldberg.
Puede que JS Bach fuera un extraterrestre. Su música no solo es diferente, sino avanzada en siglos a su época. Hay en la música de este compositor una intemporalidad que nunca nadie, antes o después, ha tenido. Hay páginas de Bach que podían haber sido compuestas ayer mismo. El otro aspecto que hace única su música es la introspección, un concepto profundo de la música que combina de manera asombrosa la percepción intelectual y la emocional. Para muchos la obra cumbre de J.S. Bach es la Misa en sí menor, para otros La Pasión según San Mateo. Hoy quiero destacar la música para teclado que, en mi modesta opinión, es el destilado más puro de su obra, y dentro de ella dos composiciones sublimes: Las Variaciones Goldberg y El Clave Bien Temperado.
A mi juicio los mejores interpretes de esta música son, Glenn Gould (1932-1982) -y su versión inmarcesible de las Variaciones Goldberg-, Ángela Hewitt (1958) y Evgeni Koroliov (1949). Éste último es menos conocido, pero la sensibilidad para interpretar a Bach de este pianista ruso me parece insuperable. Escuchen a Koroliov (aunque solo sea el Aria) en su versión de las Variaciones Goldberg.
sábado, 2 de noviembre de 2013
Oliver Twist en el Siglo XXI
Después del erotismo plastificado de las 50 sombras (que solo conozco por referencias) y sus grises y muy exitosas secuelas, uno se acerca con cierta prevención a las novelas de Sarah Waters, una escritora de éxito devota del amor sáfico. Investigo un poco y descubro que la tesis doctoral de esta escritora británica se tituló: "Wolfskins and togas : lesbian and gay historical fictions, 1870 to the present", y que utilizó esta información para escribir sus novelas.
He leído dos de sus libros: El lustre de la Perla (Tipping the Velvet, 1998) y Falsa identidad (Fingersmith, 2002), ambos editados por Anagrama. En ellos uno se ve sumergido en el dickensiano y sórdido Londres de la época victoriana y en su no menos sórdida vida social, con descripciones sencillas, pero eficaces, y personajes fantásticos que viven episodios increíbles, pero que uno se los cree como se cree Los Tres Mosqueteros o 20.000 leguas de Viaje Submarino. Sus atormentadas protagonistas, sin embargo, no parecen tan antiguas: son mujeres de nuestra época trasladadas a finales del siglo XIX. En la forma de contar de Sarah Waters puede percibirse una sutil ironía, con la que quizás nos da a entender que ella misma es consciente de la inverosimilitud de su relato. Pero esta ironía no le impide transmitir al lector el afecto que siente hacia sus personajes, incluidos los más malvados.
¿Pero hay erotismo? Pues sí, hay erotismo y amor lésbico, pero contemplado desde un punto de vista emocional; nada que ver con las clínicas descripciones del porno más o menos light de los best sellers de hoy en día. En Inglaterra, estos libros han dado origen a series televisivas. Si buscan una literatura de evasión (si es que esto tiene algún significado), algo diferente a nuestras amadas novelas policíacas, pueden leer a Sarah Waters.
He leído dos de sus libros: El lustre de la Perla (Tipping the Velvet, 1998) y Falsa identidad (Fingersmith, 2002), ambos editados por Anagrama. En ellos uno se ve sumergido en el dickensiano y sórdido Londres de la época victoriana y en su no menos sórdida vida social, con descripciones sencillas, pero eficaces, y personajes fantásticos que viven episodios increíbles, pero que uno se los cree como se cree Los Tres Mosqueteros o 20.000 leguas de Viaje Submarino. Sus atormentadas protagonistas, sin embargo, no parecen tan antiguas: son mujeres de nuestra época trasladadas a finales del siglo XIX. En la forma de contar de Sarah Waters puede percibirse una sutil ironía, con la que quizás nos da a entender que ella misma es consciente de la inverosimilitud de su relato. Pero esta ironía no le impide transmitir al lector el afecto que siente hacia sus personajes, incluidos los más malvados.
¿Pero hay erotismo? Pues sí, hay erotismo y amor lésbico, pero contemplado desde un punto de vista emocional; nada que ver con las clínicas descripciones del porno más o menos light de los best sellers de hoy en día. En Inglaterra, estos libros han dado origen a series televisivas. Si buscan una literatura de evasión (si es que esto tiene algún significado), algo diferente a nuestras amadas novelas policíacas, pueden leer a Sarah Waters.
viernes, 1 de noviembre de 2013
Sobre la democracia
![]() |
Bucles |
"La capacidad humana para la crueldad es ilimitada. Puede que capacidad no sea la mejor palabra, pues sugiere una energía activa, y, en este caso, dicha energía no es ilimitada. La indiferencia humana a la crueldad es ilimitada. Al igual que lo son todas las luchas contra esa indiferencia".
"Todas las tiranías entrañan crueldades
institucionalizadas. No tiene sentido a este respecto comparar una tiranía con
otra, porque, pasado un punto, todos los dolores son incomparables".
"Las tiranías no solo son crueles por sí mismas, sino que además
ejemplifican la crueldad y, por consiguiente, fomentan la capacidad para serlo,
y la indiferencia frente a ella entre los tiranizados."
John Berger
"La cuestión, en realidad, es ¿qué le hemos
hecho a la democracia? ¿En qué la hemos transformado? ¿Qué sucede cuando la
democracia se agota? ¿Qué sucede cuando se la vacía de significado? ¿Qué sucede
cuando todas sus instituciones se han metastatizado en algo peligroso? ¿Qué va
a suceder ahora que la democracia y el mercado libre se han fusionado en un
solo organismo depredador, dotado de una imaginación limitada, estrecha, que
prácticamente sólo gira en torno a la idea de incrementar al máximo los
beneficios? ¿Se puede dar marcha atrás a este proceso? ¿Puede algo que ha
mutado volver a ser lo que era?".
Arundhati Roy
En los tiempos
que corren, ser de izquierdas es un estado mental no una realización práctica.
No hay margen para el idealismo. La derecha no es una ideología, nunca lo ha
sido. La derecha es sólo la no-izquierda.
Izquierda y derecha se reparten atributos inamovibles, falsos y arcaicos. La
izquierda es (o debería ser) progresista, laica y social. La derecha es
católica, conservadora y, según ellos, liberal. En el mundo de los mercados
todo esto carece de significado. Europa, tras algunas revoluciones frustradas,
vuelve a ser la Europa
de los mercaderes que ya se impuso en el siglo XVI. En la actualidad apenas hay dictadores, su lugar lo ocupan los poderes financieros. No hay más. Las democracias son como los adornos navideños: decoran
las ciudades y hacen felices a los niños.
miércoles, 30 de octubre de 2013
Compositores polacos olvidados ( I)
Con la excepción de melómanos y musicólogos, la música clásica polaca es poco conocida y no es frecuente nombrar un compositor polaco que no sea Frederik Chopin.
Henryk Wieniawski (1835-1880) fue un gran compositor polaco, pero es recordado sobre todo como violinista, ya que desarrolló una técnica innovadora que le facilitaba la ejecución de los pasajes más difíciles. Reclamado por el compositor Anton Rubinstein permaneció 12 años en San Petesburgo dando conciertos y enseñando en la Sociedad de Música Rusa. Fue el creador de la que luego se ha llamado escuela violinística rusa, que implica un modo especial de sostener el arco (más rígido), técnica que se conoce como "empuñadura rusa" o "empuñadura de Wieniawski". Compuso dos conciertos para violín de extrema dificultad que no se interpretan con frecuencia. Henryk Wieniawski estaba enfermo del corazón y en los últimos años de su vida a menudo se veía obligado a interrumpir sus interpretaciones. En una ocasión, Tchaikovsky le ofreció su casa para que se recuperara. Murió en Moscú a la edad de 45 años. Desde 1952 el Concurso Internacional de Violín Henryk Wieniawski se hace cada cinco años.
Mieczysław Karłowicz (1876-1909) fue un compositor polaco, violinista y director de orquesta. Siguiendo la huella de Franz Liszt, destacó en la composición de poemas sinfónicos, igual que su coetáneo, y mucho más famoso, Richard Strauss. Su música es de un carácter romántico tardío muy afín a la música de Albéric Magnard y Alexander Scriabin.
Karlowicz murió a los 32 años al ser alcanzado por un alud cuando esquiaba en las montañas Tatra. Existe una piedra grabada conmemorativa en el lugar donde se encontró su cuerpo. Gran parte de su obra desapareció durante la Segunda Guerra Mundial.
(Fuente: Wikipedia)
Aquí les dejo una versión del Concierto para Violín No 2 de Henryk Wieniawski a cargo del violinista Shlomo Mintz.
Henryk Wieniawski (1835-1880) fue un gran compositor polaco, pero es recordado sobre todo como violinista, ya que desarrolló una técnica innovadora que le facilitaba la ejecución de los pasajes más difíciles. Reclamado por el compositor Anton Rubinstein permaneció 12 años en San Petesburgo dando conciertos y enseñando en la Sociedad de Música Rusa. Fue el creador de la que luego se ha llamado escuela violinística rusa, que implica un modo especial de sostener el arco (más rígido), técnica que se conoce como "empuñadura rusa" o "empuñadura de Wieniawski". Compuso dos conciertos para violín de extrema dificultad que no se interpretan con frecuencia. Henryk Wieniawski estaba enfermo del corazón y en los últimos años de su vida a menudo se veía obligado a interrumpir sus interpretaciones. En una ocasión, Tchaikovsky le ofreció su casa para que se recuperara. Murió en Moscú a la edad de 45 años. Desde 1952 el Concurso Internacional de Violín Henryk Wieniawski se hace cada cinco años.
Mieczysław Karłowicz (1876-1909) fue un compositor polaco, violinista y director de orquesta. Siguiendo la huella de Franz Liszt, destacó en la composición de poemas sinfónicos, igual que su coetáneo, y mucho más famoso, Richard Strauss. Su música es de un carácter romántico tardío muy afín a la música de Albéric Magnard y Alexander Scriabin.
Karlowicz murió a los 32 años al ser alcanzado por un alud cuando esquiaba en las montañas Tatra. Existe una piedra grabada conmemorativa en el lugar donde se encontró su cuerpo. Gran parte de su obra desapareció durante la Segunda Guerra Mundial.
(Fuente: Wikipedia)
Aquí les dejo una versión del Concierto para Violín No 2 de Henryk Wieniawski a cargo del violinista Shlomo Mintz.
lunes, 28 de octubre de 2013
Los Bryant
Ayer hablaba de los Everly Brothers, pero
sería injusto no recordar que las canciones de más éxito de este conjunto
fueron escritas por el matrimonio Felice
y Boudleaux Bryant. Su historia es
casi un cuento de hadas. Boudleaux había estudiado violín y en sus comienzos
tocaba en la Orquesta Filarmónica de Atlanta, pero pronto abandonó la música
clásica y se unió a una banda de música country. En 1945 estaba actuando en Milwaukee,
en un hotel donde trabajaba como ascensorista Matilda Scaduto. Se encontraron
en un ascensor (como es lógico) y ella, sin vacilar, le dijo que le había
reconocido porque "había visto su cara en un sueño cuando tenía ocho años
y nunca había dejado de pensar en él". Matilda, que tenía 19 años y escribía
letras de canciones, pasó pronto a llamarse Felice Bryant, y juntos formaron el
matrimonio de compositores de country y pop-rock con más éxitos de la historia
en Estados Unidos. Nunca se separaron.
Sin embargo su triunfo no
fue inmediato. En1957 su canción "Bye Bye Love" fue rechazada por 30
interpretes (incluido Elvis Presley), pero unos cantantes casi desconocidos,
los hermanos Everly, vieron posibilidades en la canción y la grabaron. Tuvo un éxito arrollador, alcanzó enseguida el número 2 de las listas
americanas y lanzó a la fama a los Bryant y a los Everly. "Bye Bye
Love" es un clásico que ha permanecido a través de los años interpretada por cantantes de
todos los estilos. Otra canción de los Bryant, "All I Have To Do is
Dream" (que es casi autobiográfica) alcanzó el número 1 en 1958 y fue
millón de ventas. Pueden escuchar estas dos canciones cantadas en directo por
los Everly Brothers. (Fuentes: Wikipedia y Allmusic)
domingo, 27 de octubre de 2013
Foreverly...brothers
Norah Jones y Billie Joe Armstrong han grabado un remake de "Songs our daddy taught us", un LP de los Everly Brothers de 1958, lo que constituye un merecido homenaje a estos cantantes. Todo el mundo está de acuerdo en que los Beatles revolucionaron la música pop y que todo fue distinto después de ellos, pero pocos saben que las armonías del conjunto de Liverpool estaban inspiradas en las canciones de los Everly Brothers, como reconoció el propio John Lennon. Casi podría decirse que sin ellos no hubieran existido los Beatles. La peculiaridad de este dúo consistía en armonizar primera y tercera voz, en la mayoría de sus canciones, en vez de primera y segunda voz como era hasta entonces habitual en los dúos. Las voces ásperas de los Everly , con esa tercera por alto, creaban un sonido afilado, casi hiriente, que rompía el patrón melódico un tanto almibarado de aquellos años. También los Beach Boys , Simon y Garfunkel y otros muchos conjuntos se inspiraron en los Everly.
Escuchen primero a Billie Joe y Norah Jones en el remake de la canción "Long Time Gone" y luego la versión original de los Everly Brothers.
(Dedicado a mi hijo Pablo que, a pesar de su edad, conoce perfectamente a los Everly Brothers).
miércoles, 23 de octubre de 2013
Coche rojo
Fotografía tratada. Antes de la fotografía digital buscábamos colores primarios y empleábamos trucos para aumentar la saturación de color. Ahora, cualquier programilla te lo da hecho.
A todos mis comunicantes
Desde el principio de la crisis económica que nos embarga, he recibido infinidad de mensajes denunciando corrupciones de toda índole. Presidentes, ministros, políticos nacionales y autonómicos, banqueros, magistrados, jueces, etc, han sido vilipendiados en apasionados emails que convocaban a la firma urgente y reenvío inmediato del panfleto, o llamaban directamente a la manifestación callejera.
En días de bella ingenuidad atendí con rigor a los ruegos de mis comunicantes en la creencia de que este tipo de difusión promovería cambios beneficiosos para mis sufridos conciudadanos. Pero han pasado los años y aquí no se mueve una puta hoja. Comunico por tanto a mis remitentes que a partir de ahora no firmo, no reenvío y, por mi salud mental, ni siquiera leo mensaje alguno que tenga trazas de denuncia.
Como pensionista que soy, me sentaré a la puerta de mi casa a ver si algún día veo pasar "el cadáver de mi enemigo". Mientras tanto esperaré tranquilamente a que nos vuelvan a invadir los Bárbaros quienes, como escribió Cavafis, a lo mejor son una solución después de todo.
Saludos
M. Casanova
lunes, 21 de octubre de 2013
Identidad
Martes, 9
Mi nombre es Alejo Montesini y alguien me vigila. Hay un hombre que parece estar pendiente de mis movimientos. El individuo no está siempre presente, pero se deja ver con demasiada frecuencia para que los encuentros sean casuales. Por otra parte no es un vigilante discreto, quiero decir que no se oculta, no intenta pasar inadvertido, simplemente se muestra ante mí. Supongo que no tuve conciencia de este hecho hasta la tercera o cuarta vez que se dejó ver. Pensé que era alguien conocido aunque no fuí capaz de identificar su rostro ni precisar en que momento y circunstancia se había realizado el conocimiento. Su aspecto, siempre el mismo, no es difícil de olvidar: es un hombre de edad madura, tal vez más joven pero envejecido por la calvicie; su cara es alargada y flaca y luce un escueto bigote; lleva una gabardina blanca ceñida con un cinturón y usa gafas oscuras.
Yo había salido de mi oficina (una agencia de publicidad), hacia las siete de la tarde, y estaba esperando que se abriera el semáforo para cruzar la calle y dirigirme al aparcamiento cuando lo vi. Su imagen me resultó familiar y supe que lo había visto antes. Después se abrió el semáforo, crucé la calle y dejé de verlo. Durante unos segundos me esforcé en identificar aquel rostro y luego lo olvidé.
Sábado 13
Hoy he vuelto a ver al individuo. Estaba en unos grandes almacenes mirando unas corbatas y al alzar la vista lo he vuelto a ver. Estaba a unos diez metros y parecía interesado en un expositor de ropa interior. Mientras yo le observaba se ha vuelto hacia mí y ha sostenido mi mirada. Por un momento he creído que iba a acercarse y me iba a saludar. Eso hubiera normalizado la situación. Yo hubiera dicho: "creo que nos conocemos, pero no consigo recordar..." Nada de eso ocurrió y reprimí el deseo de hablarle. Fijé la vista en las corbatas y cuando me volví a mirar había desaparecido. No acierto a darle explicación a este suceso y me siento desconcertado. ¿Es posible que alguien me vigile? Le hablaré a Andrés de este asunto.
sábado, 19 de octubre de 2013
Intemperie
He leído la novela Intemperie, de Jesús Carrasco. He leído también las críticas adversas con las que en general disiento. ¿Por
qué nos gusta una novela? El mismo libro puede gustar a miles de lectores o
solo a unos pocos. ¿De qué depende? Nos dicen que hay buena literatura y mala
literatura, pero ¿con qué criterio se juzga?
La novela es
una forma de ficción. Nadie debería definir, ni costreñir, ni clasificar, ni
juzgar la ficción: sea novela, teatro o cine es el reflejo de una época, la
expresión de una sensibilidad cambiante. Quizá haya en la mente de cada persona
ignorados rincones, receptores de ficción, que no discriminan lo antiguo de lo
nuevo, lo culto de lo popular, lo experimental de lo consagrado, la literatura
comprometida de la de evasión: solo es necesario que se produzca una
resonancia, una sintonía, que no tiene por qué ser la misma en todas las
personas, ni la misma en distintos momentos de la vida. Solo es necesario que
el lector se conmueva.
Leí Intemperie en formato electrónico y
luego lo compré en papel, que es como me gusta conservar los buenos libros.
jueves, 17 de octubre de 2013
Compositores olvidados
Carl
Czerny (1791-1857) fue un compositor austriaco, discípulo de Beethoven, que puede
ser considerado el padre de la moderna técnica pianistica y la base de toda una
generación de pianistas que se extiende hasta nuestros días. Muchos de los
estudiantes de Czerny, comoTheodor Leschetizky, Franz Liszt y Kullak Theodor también se convirtieron en maestros y han
llevado adelante el legado de Czerny. Grandes pianistas modernos ( como Arrau y
Barenboim) son el fruto de un árbol musical que se originó en Carl Czerny. Aunque
solo es recordado por su labor pedagógica, Czerny tiene una obra extensa en la
que figuran misas, sinfonías, conciertos y música de cámara, que en los últimos
años empieza a ser conocida. Fue el primer músico que utilizó la palabra estudio para designar un tipo de
composición pianistica. (Fuente Wikipedia)
Emil Bohnke (1888-1928)
fue un compositor y director de orquesta alemán. Él y su esposa murieron en un
accidente automovilístico cuando el compositor solo contaba 40 años. Su obra no
es extensa, pero fue muy admirada en su época. Cultivó el Romanticismo en sus
primeras composiciones, pero pronto se interesó por las innovaciones de la Segunda
Escuela de Viena. Después de su muerte su música fue prohibida por el Tercer Reich,
ya que su mujer, Lili von Mendelssohn, familiar del gran compositor Félix
Mendelssohn, era judía. El hijo menor de Bohnke, Robert Alexander, tenía un año
cuando perdió a sus padres. Cuidado por sus abuelos llegó a ser un considerado
pianista. Solo en 2001, tres años antes de su muerte, consiguió realizar las
primeras grabaciones de la música de su padre: un disco de obras para piano solo
y el concierto para piano y orquesta.
(Gracias a Odeon (odeonmusic.blogspot.com.es)
por descubrirme la música de Emil Bohnke).
martes, 15 de octubre de 2013
domingo, 13 de octubre de 2013
Sobre la voz
Todas las voces tienen su belleza, pero en la voz de soprano y en
la de tenor hay un magnetismo especial. Reside en los agudos. En las notas
agudas hay algo sobrehumano, es como una sublimación de lo material, una
transcendencia casi mística que se siente en lo más íntimo y nos sobrecoge. Y
así como el clímax puede alcanzarse de diferentes maneras según se escuche una
gran orquesta, un coro o un instrumento aislado, en el canto, el clímax se
encuentra en las notas altas.
Naturalmente no es lo mismo escuchar un agudo bien emitido que un agudo forzado, que más que conmover entristece. También influyen el color de la voz, la belleza del timbre y algo que es ajeno al cantante: cómo concibió el compositor esa nota aguda. Si yo escucho, por ejemplo, el aria Ah, mes amis, de La fille du regiment, de Donizetti, en la que el tenor tiene que dar nueve Dos de pecho, siento admiración si el cantante lo hace bien, pero apenas me conmuevo. ¿Por qué? Porque a mi juicio esos agudos son casi gritos y están fuera de contexto. Creo que el agudo para producir esa conmoción a que antes me refería debe estar sabiamente integrado en la partitura, formar parte del contexto tanto musical como poético del aria. Así, en el aria A te o cara de I Puritani de Bellini, hay un sobreagudo (un terrorífico Do 4 #, si se respeta la partitura original) que es esperable y no parece un fuego de artificio.
Es bien conocido que la mayoría de las notas sobreagudas de las óperas de Verdi no fueron escritas por el compositor, sino añadidas después para lucimiento de los cantantes. Pero nadie ha escrito agudos como Puccini. Leí en algún sitio que la música de Puccini era el pathos. (Pathos: íntima emoción presente en una obra de arte que despierta otra similar en quien la contempla). Estoy de acuerdo. Nada hay comparable a cómo nos transporta la música en el aria Che gelida manina de La Bohéme, desde el comienzo hasta la culminación (no el final) en un absolutamente necesario Do 4 que nos sobrecoge y hace que perdamos contacto con lo que nos rodea. Escuchen a Pavarotti en la grabación dirigida por Karajan (solo en esa). No hay nada igual. (Sin llegar a esa cima pero mejor que muchos, la interpretación del tenor Jonas Kauffmann).
Naturalmente no es lo mismo escuchar un agudo bien emitido que un agudo forzado, que más que conmover entristece. También influyen el color de la voz, la belleza del timbre y algo que es ajeno al cantante: cómo concibió el compositor esa nota aguda. Si yo escucho, por ejemplo, el aria Ah, mes amis, de La fille du regiment, de Donizetti, en la que el tenor tiene que dar nueve Dos de pecho, siento admiración si el cantante lo hace bien, pero apenas me conmuevo. ¿Por qué? Porque a mi juicio esos agudos son casi gritos y están fuera de contexto. Creo que el agudo para producir esa conmoción a que antes me refería debe estar sabiamente integrado en la partitura, formar parte del contexto tanto musical como poético del aria. Así, en el aria A te o cara de I Puritani de Bellini, hay un sobreagudo (un terrorífico Do 4 #, si se respeta la partitura original) que es esperable y no parece un fuego de artificio.
Es bien conocido que la mayoría de las notas sobreagudas de las óperas de Verdi no fueron escritas por el compositor, sino añadidas después para lucimiento de los cantantes. Pero nadie ha escrito agudos como Puccini. Leí en algún sitio que la música de Puccini era el pathos. (Pathos: íntima emoción presente en una obra de arte que despierta otra similar en quien la contempla). Estoy de acuerdo. Nada hay comparable a cómo nos transporta la música en el aria Che gelida manina de La Bohéme, desde el comienzo hasta la culminación (no el final) en un absolutamente necesario Do 4 que nos sobrecoge y hace que perdamos contacto con lo que nos rodea. Escuchen a Pavarotti en la grabación dirigida por Karajan (solo en esa). No hay nada igual. (Sin llegar a esa cima pero mejor que muchos, la interpretación del tenor Jonas Kauffmann).
viernes, 11 de octubre de 2013
La sombra del Scartaris
En la novela
“Los Enamoramientos”, Javier Marías habla del olvido de Julio Verne en estos
tiempos, nostalgia que comparto. También Almudena Grandes ha recordado a este
escritor en su libro, "El lector de Julio Verne". Quizás Verne
no fue un gran novelista, en el sentido literario de la palabra, pero escribió
relatos maravillosos. Se ha dicho que sus personajes suelen ser planos, que el bien
y el mal están referidos a arquetipos, que no refleja apenas pasiones humanas y que no hay en su prosa ninguna intención de
innovar.
Siempre he pensado que nada de esto le interesaba al escritor francés. Construía sus relatos sobre un motivo científico que daba a conocer, o si ya era conocido lo ampliaba, y todo lo demás apenas le importaba: la trama, los personajes, el planteamiento y el desenlace de sus novelas surgían en función del leitmotiv científico. Motivo científico, pero también curioso, como podía ser atravesar la estepa siberiana o viajar en globo. A mí, sus novelas menos “científicas”, “La Vuelta al Mundo en 80 días” y “Viaje al Centro de la Tierra”, son las que más me gustaron, sin perjuicio de que muchas de las “científicas” fueran de igual modo entrañables.
Siempre he pensado que nada de esto le interesaba al escritor francés. Construía sus relatos sobre un motivo científico que daba a conocer, o si ya era conocido lo ampliaba, y todo lo demás apenas le importaba: la trama, los personajes, el planteamiento y el desenlace de sus novelas surgían en función del leitmotiv científico. Motivo científico, pero también curioso, como podía ser atravesar la estepa siberiana o viajar en globo. A mí, sus novelas menos “científicas”, “La Vuelta al Mundo en 80 días” y “Viaje al Centro de la Tierra”, son las que más me gustaron, sin perjuicio de que muchas de las “científicas” fueran de igual modo entrañables.
A menudo se
califica a Julio Verne de precursor y padre de la Ciencia Ficción -junto a H.G.
Wells, Olaf Stapledon, C.S. Lewis o Edgar Rice Bourroughs- lo cual es erróneo.
Julio Verne no profetizó nada, siempre escribió sobre hechos científicos ya
demostrados o a punto de demostrarse y, salvo error u omisión, jamás situó sus
personajes en el futuro, ni lo utilizó para extrapolar de una época a otra
nuestros conflictos sociales, y nunca habló de vida extraterrestre.
A su manera, Julio Verne fue único y sus libros -al menos muchos de ellos- iluminaron mi infancia.
A su manera, Julio Verne fue único y sus libros -al menos muchos de ellos- iluminaron mi infancia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)