martes, 10 de junio de 2014
Mirarse el ombligo
Escritores
que critican a los lectores. Ya escribí algo sobre este asunto y hoy vuelvo a
hacerlo. Miren, a mí, como a mucha gente, me gusta leer y me considero un
lector empedernido sin que esto deba interpretarse como una vanagloria
intelectual: no están en un nivel inferior los deportistas empedernidos, ni los
que coleccionan sellos o se dedican con fruición al bricolaje. Cuando tenía 13
o 14 años un adulto me preguntó cuál era mi vocación. Respondí: la lectura y el
sexo. Así que, ya ven, soy lector desde siempre.
A
propósito de un libro de culto, Stoner,
de John Williams, el escritor Vila-Matas ha dicho: "Stoner, que es una discreta
oda al trabajo bien hecho, lo han comprado 20.000 personas en nuestro país. Que
amen el trabajo bien hecho y sepan leer de verdad debe de haber 30.000
personas en todo el país. Las demás, ramonean por las praderas. Por eso estamos
tan mal”. Manda huevos el señor Vila-Matas. Por descontado él debe incluirse en
ese grupo tan restringido. Déjenme decirles una cosa: ya está bien de
intelectuales elitistas que solo saben mirarse el ombligo; florecen como amapolas
en este país. ¿Acaso piensan que despreciando a la gente van a vender más
libros? El escritor no elitista Eduardo Mendoza ha dicho:
"Al fin y al cabo, cada uno vive la lectura como sabe, como puede o de
cualquier manera". Escuche este sabio comentario, señor Vila-Matas, y
disimule su megalomanía. Por
cierto, nunca me ha gustado lo que escribe este escritor. Debo ser de los que
ramonean por las praderas.
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