Desde el principio de la crisis económica que nos embarga, he recibido infinidad de mensajes denunciando corrupciones de toda índole. Presidentes, ministros, políticos nacionales y autonómicos, banqueros, magistrados, jueces, etc, han sido vilipendiados en apasionados emails que convocaban a la firma urgente y reenvío inmediato del panfleto, o llamaban directamente a la manifestación callejera.
En días de bella ingenuidad atendí con rigor a los ruegos de mis comunicantes en la creencia de que este tipo de difusión promovería cambios beneficiosos para mis sufridos conciudadanos. Pero han pasado los años y aquí no se mueve una puta hoja. Comunico por tanto a mis remitentes que a partir de ahora no firmo, no reenvío y, por mi salud mental, ni siquiera leo mensaje alguno que tenga trazas de denuncia.
Como pensionista que soy, me sentaré a la puerta de mi casa a ver si algún día veo pasar "el cadáver de mi enemigo". Mientras tanto esperaré tranquilamente a que nos vuelvan a invadir los Bárbaros quienes, como escribió Cavafis, a lo mejor son una solución después de todo.
Saludos
M. Casanova
Déjame una silla a tu lado que te acompaño.
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