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Nicholas Nixon (1947-) |
No se debe comparar la fotografía con la pintura, son
distintas formas de expresión. Decir que la fotografía es un arte menor
comparada con la pintura es caer en el mismo error. Excepto cuando
intencionalmente las fotografías quieren parecerse a los cuadros: la foto de una
puesta de sol puede gustar, pero cuando uno ha visto una puesta de sol
fotografiada, ha visto mil; sin embargo, cada vez que Monet pintaba un
crepúsculo estaba creando una obra diferente.
La fotografía es la captura de lo
instantáneo, esa fotografía que de pronto es un espejo de la vida en un
instante. Miren las fotos de Kapa , de Cartier-Bresson o de Cristina Rodero. Otras
fotografías son más elaboradas: estudian la profundidad de campo, la situación
de las formas, las sombras, la luz, el color (si lo hay), de manera que el
conjunto sea armónico o deliberadamente irreal. Todo esto debe estar en la
mente del artista antes de oprimir el disparador. Si
el fotógrafo acierta, esa imagen nos dirá algo al contemplarla. La aproximación
más cercana entre pintura y fotografía es el retrato, y tal vez con ventaja de
la fotografía. En la captación justa de una mirada, de una sonrisa o un
semblante desolado, es muchas veces más veraz la cámara fotográfica que un
cuadro elaborado con lentitud.
Nicholas Nixon (Detroit, 1947) no se ajusta demasiado a
estas reglas. Enfoca su cámara grande -un negativo de 8x10 pulgadas- como una
manera de descubrir el mundo que le rodea en un momento determinado.
No le preocupa tanto la perfección técnica de la imagen,
como expresar un sentimiento: el suyo propio o el del objeto que capta. Las
fotografías de Nixon quieren convencernos
de que lo que estamos viendo es la verdad. (1)
Fotografía niños en escenas no preparadas que
transmiten una difícil espontaneidad.
O grupos de familia en los que puede haber seis o más personas que no parecen darse cuenta de que las están retratando. Sin embargo el sentido de la forma y la proporción que les da el fotógrafo, consigue que lo fortuito se convierta en inevitable.
Se introduce en el ambiente de los barrios marginales de
Boston y Nueva York.
Fotografía personas en los asilos de ancianos , ciegos ,
enfermos y moribundos.Más específicamente capta el dolor y la desesperanza de los
enfermos de sida.
Nixon pregunta: "¿Qué es el tiempo? ¿Cómo podemos vivir
en este tiempo limitado que tenemos? ¿Cómo podemos ver las cosas y las personas
en este tiempo? " Y se contesta a
sí mismo: ''El mundo es infinitamente más interesante que cualquiera de mis
opiniones al respecto".
En 1974, Nicholas Nixon fotografió por primera vez a su mujer,
Bebe, rodeada por sus hermanas (Bebe es la segunda por la derecha). Cada año repitió la misma fotografía, con la
misma colocación de las mujeres, y todavía sigue haciéndolo. La secuencia
contenida en este vídeo es un acercamiento tremendamente humano, y al mismo
tiempo aterrador, al paso del tiempo.