martes, 17 de diciembre de 2013

Arboleda


Nací en Toledo un día de febrero y ese día un incendio destruía la ciudad vieja de Santander. Sin embargo en Toledo nevaba. Los augures hubieran dicho que nací entre el fuego y la nieve y habrían hecho predicciones. Ahora ya no hay augures y es tarde para pensar en el fuego y la nieve, pero hubo un tiempo en que creía o me gustaba creer en esos símbolos. Siempre hay un momento para creer en todas las cosas.


Escribir sobre uno mismo es una maldita tentación contra la que se lucha toda la vida y al final se acaba sucumbiendo. Uno tiene la absoluta certeza de que su vida no le interesa a nadie (tal vez a 4 o 5 personas), pero cuando se llega a una determinada edad uno se dice a sí mismo: debería dejar constancia de algo. Quizá por eso haya iniciado este blog. Quizá estoy empezando a dejar constancia.