Ahora es otoño. Hojas amarillas
y rojizas en los árboles. Son inseparables otoño y melancolía. No importa, me
gusta el otoño y quizá también la melancolía. Melancolía, una palabra un poco
en desuso. Ahora decimos más a menudo ansiedad, depresión… Pero no es lo mismo,
melancolía es recordar, recordar cualquier cosa, recordar un momento. La vida
está hecha de momentos, de recuerdos y olvidos. Hay un olvido que se relaciona
con el paso del tiempo y otro inconsciente que elimina cosas y situaciones que
en algún momento nos hicieron daño. Los recuerdos no son perfectos. En
ocasiones recordamos cosas que nunca sucedieron. Otras veces hay recuerdos de
cosas no especialmente importantes que se adhieren a la memoria y persisten con
inexplicable tenacidad. Los recuerdos son anárquicos, fluyen sin orden ni
concierto. Con un pequeño esfuerzo uno intenta reconducir la cronología de los
acontecimientos, pero casi siempre fracasa, porque entonces los recuerdos empalidecen y se agotan
y crean vacíos, como si se tomaran una pequeña venganza.
Leo la prensa en Internet. Solo titulares,
alguna noticia, algún artículo. Ayer se conmemoraba el centenario de Albert
Camus. Me sorprendió leer que en sus comienzos fue criticado, o desestimado, porque
no tenía una formación filosófica integral. Fernando Savater recuerda que, para
sus detractores, Camus fue en todo caso “un filósofo para alumnos de
bachillerato". Hoy sigue siendo la opinión de no pocos académicos. Decían
que un filósofo no se expresa con novelas o teatro. En este punto me pregunto
si lo que leo es un homenaje o una demolición. Savater concluye: "Digamos
que fue un espontáneo que saltó al ruedo de la filosofía". No salgo de mi
asombro: ¿hay que tener licencia para pensar? ¿No se le permite a la gente
corriente expresar sus pensamientos? Hay algo erróneo en todo esto, tal vez una
valoración desmedida de la erudición. Es un hecho que los filósofos y sus
indemostrables hipótesis, se ven
amenazados en el mundo de hoy por el pragmatismo de la ciencia. En fin, no sé si Albert Camus fue un filósofo
con denominación de origen, pero en todo caso fue un gran pensador y así
prefiero recordarlo.
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