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(Foto analógica) |
miércoles, 31 de diciembre de 2014
2015
No sabemos lo que nos deparará este nuevo año, pero al menos espero que haya primavera.
martes, 30 de diciembre de 2014
Conocí a María Luisa Oliveira Do Santos un domingo a la salida de misa. Os sorprenderá que yo fuese a misa, pero en aquel tiempo me había entrado una vena mística muy profunda, quizá para compensar el ambiente degradado en el que me desenvolvía y en reparación de algunas trapacerías de mi vida pasada. Como os decía la vi salir un domingo de la iglesia y creí que era una aparición sobrenatural: tendría 15 años, los ojos azules como el cielo, las mejillas sonrosadas y un aire angelical y candoroso que me hechizó de inmediato. Nos miramos, quizá más tiempo del debido en un cruce casual de miradas, y ella desapareció en el interior de un lujoso Rolls Royce cuya puerta mantenía abierta un chófer uniformado. Comprendí que era un sueño imposible, una quimera: la dama de elevada posición social y el inmundo descargador de los muelles.
Sin embargo volví a verla el domingo siguiente y durante la ceremonia religiosa nuestras miradas se encontraron repetidas veces. No había duda de que yo también le gustaba o por lo menos sentía curiosidad por mí. Supe que era la hija de un terrateniente portugués, uno de los hombres más influyentes de la región, y que la mayor parte del tiempo lo pasaba en la hacienda que su padre poseía a pocos kilómetros de la ciudad. Durante varios domingos se repitió el cruce de miradas y aunque ardía en deseos de dirigirme a ella, no lograba encontrar el momento oportuno.
Mi mejor amigo en Macao era Malcom Smith, un americano larguirucho y rubio que se parecía a Gary Cooper y era estibador como yo. Él me animó a seguir adelante y me sugirió la idea de enviarle un mensaje, de modo que el siguiente domingo pasé con disimulo por el lado de María Luisa y dejé caer un papelito entre las hojas de su devocionario. En él había escrito: "Es usted maravillosa. Me gusta muchísimo y desearía hablar con usted" y firmaba Vic, que era como se me conocía por aquellos pagos. Desde mi lugar vi que leía la nota y se ruborizaba. Luego sacó un lapicito, escribió algo al dorso del papel y, al salir, lo dejó sobre su banco. Me apresuré a recogerlo y a leer su respuesta. Decía: "Usted también me gusta, pero es imposible que nos veamos. Estoy comprometida." Imaginaros mi alegría, yo le gustaba, y aunque al parecer existían dificultades insalvables me sentía dispuesto a vencer cualquier obstáculo.
Las siguientes ocasiones volvimos a intercambiar mensajes y las palabras escritas eran cada vez más ardientes. Pero yo necesitaba hablarla y tocarla e ideé una estratagema. Aquel domingo escribí: "Después del Sanctus vaya al confesionario de detrás de la columna izquierda." Yo había observado que aquel confesionario siempre quedaba vacío a mitad de la misa, así que en cuanto salió el cura me escabullí dentro sin que nadie me viera. A través de las cortinillas observé que, pasado el Sanctus, María Luisa se levantaba de su asiento y venía a arrodillarse en uno de los laterales del confesionario. Nos separaba la rejilla de madera, pero yo podía aspirar su perfume y contemplar de cerca su precioso rostro. No había tiempo para formalismos y ambos lo sabíamos, por eso mis primeras palabras fueron: "María Luisa, mi amor, te adoro y necesito verte". Ella susurró: "Yo también le quiero a usted, pero tengo que casarme con el hombre designado por mi padre". "¿Tú le amas?" "No, pero en mi familia eso no cuenta." Figuraos, una situación casi medieval. Pero yo estaba inflamado de amor y dispuesto a arriesgarme a todo. Le pedí que me dijera cuáles eran sus aposentos porque me proponía visitarla esa noche. Ella se asustó, pero terminó transigiendo y a través de la rejilla juntamos nuestros dedos y sellamos un pacto de amor.
Aquella noche salté la cerca de la hacienda y trepé por las enredaderas que crecían al pie de su ventana. Ella me esperaba temblando y sin decir palabra nos fundimos en un beso ardiente. ¡Qué momentos, muchachos, qué noche inolvidable! No olvidaré jamás aquel cuerpo blanco jamás hollado por boca alguna, ni la pasión primaria que desperté en aquella chiquilla. Al amanecer abandoné la alcoba con el presentimiento de que la había amado por primera y última vez en mi vida. Y qué cierto era este presagio, pues al poner pie en el suelo me salió al paso un hombre fornido. Me miró con odio y dijo: "Soy el prometido de María Luisa y voy a matarte". Era como digo un hombre corpulento, pero yo tampoco soy un alfeñique y viendo que no tenía ningún arma me apresté a la pelea. Luchamos con manos y pies en un combate salvaje. Era muy duro el cabrón, pero de pronto empezó a flaquear y comprendí que tenía la pelea ganada. Lo había derribado ya por dos veces cuando el tipo comenzó a gritar. De entre los árboles surgieron tres chinos que se abalanzaron sobre mí y consiguieron reducirme. Cuando estuve bien sujeto, el prometido de María Luisa se echó mano al bolsillo, sacó una navaja y empuñándola se acercó a mí. Sonreía al decir: "Ahora verás, hijo de puta".
Aquella noche salté la cerca de la hacienda y trepé por las enredaderas que crecían al pie de su ventana. Ella me esperaba temblando y sin decir palabra nos fundimos en un beso ardiente. ¡Qué momentos, muchachos, qué noche inolvidable! No olvidaré jamás aquel cuerpo blanco jamás hollado por boca alguna, ni la pasión primaria que desperté en aquella chiquilla. Al amanecer abandoné la alcoba con el presentimiento de que la había amado por primera y última vez en mi vida. Y qué cierto era este presagio, pues al poner pie en el suelo me salió al paso un hombre fornido. Me miró con odio y dijo: "Soy el prometido de María Luisa y voy a matarte". Era como digo un hombre corpulento, pero yo tampoco soy un alfeñique y viendo que no tenía ningún arma me apresté a la pelea. Luchamos con manos y pies en un combate salvaje. Era muy duro el cabrón, pero de pronto empezó a flaquear y comprendí que tenía la pelea ganada. Lo había derribado ya por dos veces cuando el tipo comenzó a gritar. De entre los árboles surgieron tres chinos que se abalanzaron sobre mí y consiguieron reducirme. Cuando estuve bien sujeto, el prometido de María Luisa se echó mano al bolsillo, sacó una navaja y empuñándola se acercó a mí. Sonreía al decir: "Ahora verás, hijo de puta".
Justo entonces silbé tres veces y al momento apareció Malcom seguido de dos estibadores que habían insistido en acompañarme. Iban pertrechados de contundentes estacas y entre los cuatro propinamos un buen escarmiento a los chinos. El prometido de María Luisa, que ya había recibido bastante, huyó en el momento en que vio aparecer la caballería. Por descontado que nosotros también salimos de najas antes de que acudiera más personal de la hacienda.
No volví a ver a mi adorada María Luisa, que por cierto no llegó a casarse con aquel sujeto y, según supe después, fue enviada por su padre a un convento en Coimbra. Como podéis suponer yo también tuve que abandonar Macao, porque después de aquella aventura mi vida valía más bien poco. Nunca olvidaré a María Luisa, pero decidme ¿hay alguna mujer que pueda ser olvidada?
domingo, 21 de diciembre de 2014
La Transición
¿Que la Transición fue pactada con los franquistas? Hombre,
claro, vaya un descubrimiento. ¿Cómo hubiera podido ser si no? Ellos tenían el
poder. ¿Cómo hubieran reaccionado si un jovencito con chaqueta de pana y un
veterano con peluca les hubieran dicho: por favor, desalojen que ha llegado la
democracia? No, hombre, no, tenían que alcanzar un consenso entre todos: unos
para entrar en el juego con confianza y otros para retirarse sin perder la
compostura. Los dirigentes de izquierda, con la boca pequeña, exigían la
ruptura, pero solo para contentar a sus militantes. En aquellos momentos los
únicos que de verdad se sintieron traicionados fueron los fanáticos de extrema
derecha y de extrema izquierda. ¿Los demás? A negociar con prudencia sin
sobresaltar demasiado al Ejército. Además, como el general se murió lentamente
tuvieron tiempo de sobra para planificar el tránsito y dejarlo todo atado y
bien atado como quería su excelencia. Claro que esto lo hemos sabido después,
entonces no teníamos ni idea de lo que iba a pasar. Pero visto ahora, con
perspectiva, puede uno hacerse una idea de cómo se hizo la Transición.
Vamos
a ver, tenemos un país europeo en manos de un dictador anciano y deteriorado
que ve su muerte no lejana. En el Imperio (EEUU) se preguntarían: ¿Qué nos
conviene tener en este país, democracia o más dictadura? (No es una pregunta
banal, dos años antes Kissinger había elegido dictadura en Chile) Debieron
pensar: Bueno, esta nación está en Europa y allí tenemos bases. Además tienen
un rey que habla inglés y el representante de los socialistas es un recomendado
de Willy Brandt que es aliado nuestro, así que mejor democracia. De esta
manera, con las bendiciones del Imperio y de las democracias europeas (que
seguramente prometieron abrirnos la puerta del Mercado Común Europeo si nos
portábamos bien), los mejores cerebros franquistas e izquierdistas- sin olvidar
al chico de Ávila que fue quien le echó huevos al asunto- se pusieron en marcha
para elaborar una Transición modélica, lo más incruenta posible.
¿Qué pasa, que ahora algunos dicen que fue un fraude? ¿Que
aquella Transición permitió que los franquistas siguieran en la política? Miren,
ambiciones políticas al margen, lo que todo el mundo quería entonces era un
tránsito rápido y sin demasiado ruido. Hubo amnistías, se legalizaron los
partidos políticos, se eligieron unas cortes constituyentes, se aprobó una
Constitución y hubo elecciones generales. ¿Que no fue perfecto? Puede ser, pero
fue algo que hicimos todos. ¿Cuál fue el resultado? Un país similar a cualquier
otro país democrático de Europa, con sus virtudes y sus defectos. Si ahora las
cosas van mal, no culpen al pasado sino al momento presente, y recuerden que no
se puede construir el futuro "empezando una y otra vez", como pretendía
Vladímir Ilich Ulíanov, o sea Lenin.
sábado, 13 de diciembre de 2014
Los Fronterizos
Fue una de esas oleadas musicales que se extienden sin previo aviso sin que nadie sepa por qué, uno de esos fenómenos de los que crees ser el descubridor o que formas parte de un reducido grupo de descubridores, pero adviertes enseguida con asombro que esas canciones distintas las escucha más gente, cada vez más gente, y lo que creías privado, exclusivo de unos pocos, se extiende como una marea lenta pero imparable, y en unas semanas, en unos meses, en un año como mucho, esa música se ha apoderado de las reuniones, de las radios, las televisiones y los discos, y se han instalado también en tu guitarra y en tu voz. En la segunda mitad de la década de los 60 oías sobre todo música cantada en inglés, algunas canciones en italiano y pocas en español. El folclore -el de cualquier lugar- no tenía mucho predicamento entre tus amigos, aunque las canciones sudamericanas de toda la vida- boleros, rancheras, etcétera- eran idóneas para cantar y guitarrear en las reuniones. Un día alguien te hizo escuchar a un conjunto folclórico argentino llamado Los Fronterizos. Tú no conocías nada de la música folclórica argentina, a excepción del tango, pero aquella música era muy diferente, no era urbana o de barriada, era un canto áspero, campesino, de voces incultas, que parecía recién salido de la tierra. Aquel disco cambió el rumbo de la música que normalmente hubieras debido seguir oyendo, y te apartó casi por completo de otras músicas que no fueran folclore argentino. Luego conociste otros grupos y otros cantantes que se hicieron famosos o ya lo eran en Argentina, y algunos vinieron a cantar en España y otros países europeos, y como siempre ocurre había quienes preferían a este conjunto o a aquel otro, aunque todos interpretaban esa música que te había cautivado, y cuando actuaban bajabas a los camerinos para saludarlos, como si fueras un adolescente fan de tus ídolos. También vinieron otros argentinos que no eran famosos ni aquí ni en su país, chicos corrientes que cogían su guitarra y se venían a España a probar fortuna, a cantar zambas y chacareras en las peñas y en los garitos, donde los oías a menudo y te hacías su amigo y cantabas con ellos a veces.
Aquella oleada terminó un día como suelen acabar todas las
oleadas, siendo sustituida por otras músicas o simplemente olvidada. Un día de
pronto descubriste que los cantantes que ibas a oír en los teatros ya no venían
a España y que los grupos que tanto te gustaban se habían disuelto. Te sorprendió
comprobar que ya nadie cantaba folclore argentino, se cantaban otras canciones,
otras músicas, y los argentinos que cantaban en los garitos ya no estaban y no
sabías qué había sido de ellos. No sabes por qué te ha dado ahora por recordar
y casi ni quieres saber, después de tantos años, qué fue de aquella música ni
qué fue de sus intérpretes, si todavía cantan o siquiera si viven. Pero buscas
en internet que es como una bola mágica, como un aleph donde se encuentra todo,
y sí, ahí están todavía Los Fronterizos cantando aquellas canciones que se te
enredaban en el pensamiento y en la voz. Después de oírlos puede que desempolves con sigilo tu vieja guitarra y, sin
que nadie te escuche, entones con torpeza y ya sin voz una de aquellas canciones
que un día te conmovieron.
sábado, 29 de noviembre de 2014
Panorama desde el puente (Diálogos de besugos 2)
- Le ha robado usted el título a un gran dramaturgo.
- Pues sí, lo he tomado prestado de Arthur Miller, uno de
los afortunados mortales que tuvo conocimiento carnal de Marilyn Monroe. Me ha
parecido adecuado para describir cómo contemplamos la vida los jubilados, los
que nos hemos apartado del camino y somos meros espectadores de lo que ocurre.
Al menos yo me siento así.
- ¿Va a seguir hablando de Podemos?
- Sí, pero antes tengo que analizar una sentencia: "El poder corrompe". Seguro
que la ha oído muchas veces.
- Los espíritus no oímos.
- Ya, bueno, como sea. Suele ocurrir que las frases afortunadas
persisten en el tiempo, más o menos modificadas, y a menudo se olvida quién fue
su autor y en qué situación fueron pronunciadas. La frase mencionada proviene
de un dictamen pronunciado en 1887 por el historiador católico británico John Edward
Emerich Dalkberg Acton, más conocido como Lord Acton. La frase original es: "El poder tiende a corromper y el poder
absoluto corrompe absolutamente". Que la frase se ajusta a la realidad
está fuera de toda duda, pero lo interesante es el contexto en que fue dicha. Acton era un noble católico de madre alemana y
padre inglés. Se formó en Alemania especializándose en Historia de la Iglesia y
de las religiones. Católico de ideas liberales, se opuso a la proclamación del
dogma de la infalibilidad pontificia - Pio IX era entonces Papa- en el Concilio
Vaticano I, en el que intervino, sin conseguir que el dogma no fuese proclamado.
Muy disgustado lord Acton remitió una carta al obispo Mandell Creighton, autor
de una monumental Historia del Papado, al parecer muy benévola al
juzgar la conducta de algunos papas, en la que figura la famosa frase:
"No puedo aceptar
su doctrina de que no debemos juzgar al Papa o al Rey como al resto de los
hombres con la presunción favorable de que no hicieron ningún mal. Si hay
alguna presunción es contra los ostentadores del poder, incrementándose a
medida que lo hace el poder. La responsabilidad histórica tiene que completarse
con la búsqueda de la responsabilidad legal. Todo poder tiende a corromper y el
poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre
hombres malos, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad: más aún si se
considera la tendencia o la certeza de la autoridad hacia corrupción".
- ¿Qué saca usted en consecuencia?
- Nada nuevo. Pero me encanta rescatar historias antiguas y
comprobar que siguen vigentes.
- ¿No dice nada de Podemos?
- Mejor lo dejamos para otro día.
Fuente: Wikipedia
martes, 25 de noviembre de 2014
Diálogos de besugos
- Habla usted
demasiado de política -me dijo ayer el espíritu.
-¿Y qué quiere que haga si no se habla de otra cosa? -me
defendí -. Con mi mujer hablo de política, con mis hijos hablo de política, las
páginas de opinión de la prensa están llenas de política... hasta leo libros de
política, algo que no había hecho nunca.
-La culpa es de la corrupción, claro.
- De la corrupción y de Podemos. Raro es el día que no hay
un comentario en la prensa sobre Podemos y yo, créame, a veces tengo que hacer
esfuerzos para no escribir sobre ellos. Estos chicos están en la cresta de la
ola, atemorizan a unos, desconciertan a otros y llenan el vacío de ilusión de
mucha gente. Unos piensan que son el Apocalipsis y otros que son la resurrección y la vida.
-¿A usted le atemorizan o le ilusionan?
-Ni una cosa ni otra. Ya soy muy mayor para temerle al lobo
feroz o para quedarme embobado con los trucos de magia. ¿Sabe lo que me
preocupa si ganan? Que se queden a medias, que no puedan cumplir sus promesas, que
repitan lo de "OTAN, de entrada no" para luego pedir un sí urbi et
orbe, como hizo González en los 80. Porque mire, si los de Iglesias no ganan,
si se quedan en tercera fuerza, apaga y vámonos. A la gente de este país no le
interesan para nada las terceras fuerzas. Si Podemos fracasa seguiremos con el
bipartidismo puro y duro en el más depurado estilo lampedusiano, que es lo que en
el fondo desean con fervor tanto el PP como el PSOE y ponen todos los días
velas a Santa Rita para conseguirlo. Podemos es, para los establecidos, la
amenaza, el espantapájaros, el nubarrón, cualquier cosa que simbolice el temor
a perder los privilegios del poder. Y para los que están fuera, para los
agraviados, es el castigo, la espada flamígera, el ángel exterminador.
- ¿Cree usted que los políticos merecen un castigo?
- Sí, la mayoría, pero como ha dicho un escritor amigo no se
puede confundir el castigo del delito con la solución, aunque forme parte de
ella. Desde luego ha habido delitos, corrupción, fraude, nepotismo, robo a mano
armada, lo que usted quiera. Pero esto ya lo sabía mucha gente antes de la
crisis. ¿Por qué nos sorprende ahora? Mire, no me gusta repetirme, ya escribí
algo de esto en otra entrada. Somos un pueblo que vitorea la obviedad, eleva al
oportunista que dice en público lo que todo el mundo ha pensado. Ésa es la
carta ganadora de Podemos. Pero lo que a mí me asusta es la letra pequeña.
- ¿A qué se refiere?
- Al cambio. El mundo ha cambiado y nosotros no vemos más allá
del señor Mas o el señor Iglesias, nuestros problemas son de patio de vecinos,
la última ficha del dominó. Lo dice con claridad el economista Tyler Cowen: "Quien
cumplía las reglas del juego de una sociedad conseguía la estabilidad. Esto es
lo que se ha acabado". Una visión pesimista pero lúcida. Ya no vale el
esquema anterior de la clase media: educación básica, universidad, titulo,
empleo, carrera profesional, hijos, educación, etc. La gente no sabe lo que le
va a ocurrir: hay una dispersión de ideas, una patada al puzle, una
desconfianza masiva en las jerarquías, cada mañana nos cuentan un futuro
diferente, más o menos catastrófico, se esbozan soluciones contradictorias,
nadie sabe qué hacer, solo permanecen incólumes Messi y CR. Nunca fue más
cierta la frase de Sir Francis Bacon: "Truth
emerges more readily from error than from confusion". Ahora bien, ¿cambia todo por la crisis o hay
crisis como consecuencia del cambio? La desigualdad, la corrupción, la deshonestidad
son solo síntomas, ¿pero cuál es la enfermedad, el diagnóstico? Creo que nadie
lo sabe. Los diagnósticos son tan dispersos como todo lo demás.
- ¿Tendrá Podemos la solución?
- No lo creo. Ellos invocan la voluntad popular como
depositaria de la verdad. ¡Se ha hecho tantas veces! Mire, hay una marca de lencería
americana que ha renunciado a utilizar Photoshop en sus imágenes publicitarias.
Como consecuencia sus ventas han aumentado de manera sorprendente. ¿Habrá
alguna vez políticos que declaren sin rubor que ni ellos ni el pueblo son
perfectos? Vivimos, no sé desde cuando, en una democracia Photoshop.
- Se ha puesto usted trivial.
- Qué remedio.
martes, 18 de noviembre de 2014
Cantantes del pasado: Bobby Darin
Bobby Darin (Nueva York, 14 de mayo de 1936 - Los Ángeles,
20 de diciembre de 1973), cuyo verdadero nombre era Walden Robert Cassotto, fue
uno de los cantantes más populares e ídolo de adolescentes de las décadas de
1950 y 1960. Interpretó diferentes géneros musicales como folk, country, pop
y jazz y trabajó como actor en varias películas, llegando a estar nominado a un
Óscar en 1964.
Darin nació en el seno de una familia pobre de clase
trabajadora del Bronx, Nueva York. Su padre provenía de una familia italiana y
desapareció unos pocos meses antes de que Bobby naciera. Como resultado, su
madre (que provenía de una familia descendiente de colonos ingleses e
italianos) se vio forzada a pedir ayuda para cuidar a su hijo. De pequeño tuvo
una salud frágil, quizá por una dieta deficiente y una escasa atención médica.
A los 8 años le diagnosticaron fiebre reumática, enfermedad que le causó serios problemas de corazón. Una vez oyó cómo su médico le decía a su madre que
tendría mucha suerte si llegaba a los 16. Bobby tenía un gran talento para la
música. Cuando era adolescente podía tocar varios instrumentos como el piano,
la batería y la guitarra. Alumno destacado, con un elevado cociente intelectual, Bobby se graduó en el Bronx High School of Science y después asistió al
Hunter College con una beca. Lo que Bobby quería realmente era tener una
carrera para actuar en el Teatro de Nueva York. Dejó los estudios y comenzó a
trabajar en Clubes Nocturnos como cantante con un conjunto de música. También
trabajó en un centro turístico de las montañas de Catskill como animador.
Walden eligió como nombre artístico Bobby Darin. Bobby porque lo habían
llamado así desde niño, y Darin porque una vez vio un restaurante chino llamado
"Darin Duck". El nombre del restaurante era realmente "Mandarin
Duck", pero se habían fundido las primeras letras del anuncio de neón. Cuando
Darin tenía 35 años descubrió que quien parecía ser su hermana era en realidad
su madre que había quedado embarazada muy joven. Y la mujer que pensaba Darin
que era su madre era realmente su abuela. La identidad de su verdadero padre
nunca le fue revelada.
En 1956 su agente firmó un contrato con Decca Records donde
Bill Halley and his Comets habían alcanzado la fama. Sin embargo Darin, como
muchos otros cantantes, empezó cantando éxitos de otros artistas.Cuando dejó
Decca Records firmó con Atlantic Records, donde escribió música para él y para
otros artistas. Después de tres grabaciones mediocres, su carrera empezó a
despegar en 1958 cuando lanzó el single Splish, Splash, que se
convirtió en un éxito vendiendo más de un millón de copias. A partir de entonces, Bobby tuvo un gran éxito comercial. En
1959 grabó Dream Lover, que vendió varios millones de copias. Su
éxito posterior fue Mack the Knife, el clásico de Kurt Weill de La Opera de Tres
Peniques, melodía que estuvo como número uno en la lista de Billboard en el año
1959 cerca de 8 semanas.
Su siguiente éxito, Beyond The sea, una versión de la canción francesa La Mer, de Charles Trenet, nunca fue número uno, pero vendió varios millones de copias y gracias a esta
canción Bobby ganó un premio Grammy en la edición de 1960. En esa década Darin
encabeza los carteles de los casinos más importantes de Las Vegas. Tuvo otros
éxitos que llegaron a los primeros lugares de las listas de Billboard, como"Things" y "Multiplication". Interpretó este
último tema en la película Come September (Cuando llegue Septiembre), en
la que actuó junto a Rock Hudson, Gina Lollobrigida y Sandra Dee.
En 1962 ganó
un Globo de Oro por su papel en Pressure Point. En 1963 fue nominado a un Oscar
por su papel de soldado en Capitán Newman . Bobby Darin se casó con Sandra Dee en 1960 y en 1961 tuvieron un hijo, Dodd Mitchell Darin, divorciándose en 1967.También hizo
incursiones en la política, trabajando en 1968 para la campaña presidencial de
su amigo Robert Kennedy. El asesinato de Robert marcó a Bobby y éste publicó 2
álbumes protesta de música Folk. A principios de los 70 continuó actuando y
grabando en estudios como Motown Records. En enero de 1971 fue operado para
corregir la afección de corazón con la que había vivido desde pequeño. En
1972 Darin tenía su propio show en la televisión
norteamericana NBC (The Bobby
Darin Amusement Company) que duró 2 años. También siguió actuando en Las Vegas
donde le administraban oxígeno después de cada actuación, dada la lesión
cardíaca que tenía. Fue embajador de buena voluntad de la asociación americana
del corazón.
El 20 de diciembre de 1973, a los 37 años, Darin murió en una
operación de corrección de las válvulas cardíacas. Su cuerpo fue donado a la
UCLA para la investigación. La estrella de Bobby Darin en el Paseo de la fama
de Hollywood está en el 1735 de Vine Street. La canción "Beyond the
Sea" es cantada con el mismo tipo de arreglo, compases musicales,
instrumentos y pausa musical, por el cantante inglés Robbie Williams, cuando
termina la película "Buscando a Nemo", de Pixar Animation Studios, y
aparecen los créditos de la película. En 2004 Kevin Spacey protagonizó y
dirigió Beyond The Sea, una película que narra la vida de Bobby Darin.
Aunque Bobby Darin siempre estuvo muy presente en los escenarios de Las Vegas y demás ambientes compartidos con el Rat Pack, nunca tuvo nada que ver con dicho grupo, formado por Frank Sinatra, Dean Martin y Sammy Davis Jr. Es más, Darin aseguró en varias ocasiones durante su carrera que superaría en todo lo que pudiese al "señor Sinatra".
Fuente: Wikipedia
domingo, 16 de noviembre de 2014
Que me lo expliquen
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De mis amigos brasileños |
Javier Marías vuelve a quejarse en su artículo de hoy de las
descargas ilegales de libros y se lamenta de que mucha gente piense que la
cultura debe ser gratuita. También Cesar Antonio Molina (el que no tenía
glamour, ¿recuerdan?) se apunta a esta guerra y se enfada porque los escritores
de prestigio venden poco (¿él?). Ya he expuesto aquí mi opinión sobre la
ilegalidad de las descargas gratuitas, pero voy a hacer alguna matización.
Consideren esta secuencia: En un determinado momento la gente descubre en
Internet la posibilidad de descargar películas, series de televisión, discos y
libros sin que le cueste un euro. Un porcentaje de usuarios, digamos un 25%,
tiene escrúpulos morales y rechaza la gratuidad; el resto dice que "verdes
las han segado" y atiborra sus discos duros con productos pirateados.
¿Cómo es posible que ocurra esto, si tiene toda la pinta de ser un atentado
contra la propiedad intelectual?, se preguntan algunos. Es que en Internet hay
un vacío legal, contestan los enterados. Y uno piensa: bueno, si sobre esta
materia no hay ley, los legisladores harán una dentro de poco. Veamos lo que
ocurrió en España y en otros países.
El 27 de noviembre de 2009, el gobierno Zapatero presentó
como iniciativa legislativa la LES (Ley de Economía Sostenible), cuya
disposición final cuadragésimo tercera era la famosa Ley Sinde, relativa a la
regulación de webs y la protección de la propiedad intelectual. Sin embargo,
por causas desconocidas, fue eliminada del proyecto de ley en el debate parlamentario.
Aunque fue recuperada en el Senado, con ayuda del PP y CIU, y finalmente
aprobada en el Congreso en febrero de 2011, el gobierno de Zapatero no llegó
nunca a aprobar el reglamento de esta
ley por falta de consenso entre sus miembros (?). Tuvo que ser el siguiente
ejecutivo, tres años después, con el inefable ministro Wert a la cabeza, el que
de manera definitiva pusiera en marcha la Ley Sinde en febrero de 2012. Un mes
antes se había producido una conmoción mundial por el cierre de Megaupload por
parte del FBI.
¿Han llenado el vacío legal estas medidas? En nuestro país,
que sepamos, lo único que ha hecho la Ley Sinde ha sido cerrar Series Yonkis,
la cual, diez días después, ha reaparecido con otro nombre sin que nadie haya
importunado a los responsables. Por su parte Kim Dotcom, el dueño de
Megaupload, estrenó sin problemas, un año después, el estupendo servidor Mega
con más de lo mismo. Por su parte, las webs que ofrecen enlaces de descarga de
música y libros ni siquiera han sido apercibidas, al menos las que yo
frecuento. Sí he observado lo siguiente: los libros que puede uno bajarse de
estas páginas tienen, por lo común, dos años o más de antigüedad y por lo
tanto, salvo que sean éxitos de ventas, ya no están en las librerías. Pero
estas webs, una o dos veces por semana ofrecen un libro muy reciente.
("Así empieza lo malo", la última novela de Javier Marías, estaba en
la red tres días después de su publicación). Y, curiosamente, la novedad suele
ser la misma en todas las webs. Es fácil sospechar que esos libros tan nuevos
no los sube un particular, sino las propias editoriales como un mecanismo de
publicidad encubierta. Si los autores están al tanto o no de la maniobra, lo
ignoro, pero mi admirado Javier Marías y los demás deben asumir que no son solo
los descargadores ilegales los que lesionan su propiedad intelectual y
menoscaban sus ganancias. En cuanto a todo lo demás, uno tiene la impresión de
que reina la hipocresía más descarada. Nadie, ningún gobierno, tiene verdadera
intención de acabar con la piratería en Internet. Véase si no el calvario de la
Ley Sinde y sus pobres resultados, o la intervención simbólica del FBI en
contadas ocasiones.
En la película Casablanca, cuando el capitán Renault, por
orden del mayor Strasser, cierra el café de Rick, éste pregunta a su amigo por
qué lo hace. Renault, con expresión severa, exclama: "¡Qué escándalo, qué
escándalo, en este café se juega!" En ese momento un camarero se acerca al
policía y dice: "Capitán Renault, sus ganancias".
Fuente: Wikipedia
sábado, 15 de noviembre de 2014
Un mundo feliz
No encuentro la palabra adecuada para nombrar a quienes nos prometen felicidad en esta España desvencijada. “Venimos a restaurar la felicidad de los ciudadanos”, han dicho. No parece raro que los cosechadores de votos nos ofrezcan sin pestañear transparencia, honradez o justicia, cosa fácil para aquellos que nunca han tenido oportunidad de gobernar y no se han visto todavía tentados por el robo o la manipulación; y difícil, si no imposible, para los que van a la deriva, hundidos hasta las cachas en el fraude y la malversación del dinero público. ¿Pero felicidad? ¿Quién puede vender felicidad si no es una agencia de viajes, un fabricante de lencería erótica o un ciego que vende el cupón? ¿Acaso piensa alguien incluir algo de esto en su programa electoral? ¿No saben que la felicidad pertenece al individuo y no al pueblo, y no es posible manipular ese bien intangible y difícil de definir que a veces nos otorgan por capricho no sé qué extraños dioses?
Esta utilización de la felicidad como moneda de cambio no es
nueva. Procede de una dudosa interpretación del pensamiento de Aristóteles
sobre esta materia. El filósofo afirmó que la felicidad es la prosperidad unida
a la excelencia o suficiencia de medios de vida (lo que en parte es cierto,
porque es difícil ser feliz desde la miseria), y que los gobiernos podían y
debían identificar la felicidad de sus súbditos e imponérsela.
Los políticos adaptaron
estos pensamientos a su conveniencia y no solo se atribuyeron la obligación de
impartir justicia sino también la de otorgar felicidad. Ellos proclamaban: “¿Cuál es el objeto de
vuestros trabajos y el término de vuestras esperanzas? ¿No es la felicidad?
Pues dejadnos a nosotros ese cuidado, que nosotros os la daremos”. A lo que
Benjamin Constant replicaba: "No dejemos
que obren así, pidámosles que se contengan en sus límites, que son los de ser
justos: nosotros nos encargaremos de hacernos dichosos a nosotros mismos”. Políticos
jóvenes y viejos deberían, me parece, aprender la diferencia que existe entre
felicidad y bienestar, ya que procurar el bienestar de los ciudadanos sí es su
tarea, pero la felicidad es un sentimiento individual que no puede venderse. A
fin de cuentas Aristóteles dijo también que solo en la vida contemplativa el
hombre puede alcanzar la máxima felicidad, estado que poco o nada tiene que ver
con la política.
miércoles, 29 de octubre de 2014
Los Bárbaros
Pensando en Podemos me he acordado del poema de Cavafis:
¿Qué esperamos
congregados en el foro?
Es a los bárbaros que
hoy llegan.
¿Por qué esta inacción
en el Senado?¿Por qué están ahí sentados sin legislar los senadores?
Porque hoy llegarán
los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer
los senadores?
Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros.
......
No me digan que no es profético. Una cosa muy notable es que
los comentaristas políticos parecen conocer las intenciones de Podemos mejor
que sus propios inventores. Comentarios a menudo contradictorios, claro, porque
dependen de cómo le sople el viento político al comentarista. Servidor de
ustedes se limita, en la medida de lo posible, a analizar lo que dicen los
militantes de Podemos. Hace unos días se me encendió una luz roja al leer un
artículo periodístico de dos de sus dirigentes. Dicen
Monedero y Montero: "Hemos venido a moralizar la vida
pública, democratizar el poder y recuperar la felicidad". No lo puedo remediar, cuando me
hablan así pienso que me están vendiendo uno de aquellos brebajes curalotodo
que ofrecían los charlatanes a la gente sencilla.
La palabra
democracia se usa en el mundo occidental como una panacea para casi todo. No
hay partido político, sea cual sea su ideología, que no utilice el concepto de
democracia como ingrediente mágico en sus programas electorales, y el mejor
dardo que pueden arrojar al adversario es acusarlo de antidemocrático. La paradoja es que esa democracia que nos
parece inexcusable como forma de gobierno está ausente en los otros estratos de
nuestra sociedad. Vivimos en una sociedad por completo jerárquica y, aunque
haya excepciones, todo lo que hacemos se fundamenta en estructuras
jerarquizadas: el mundo laboral, el mundo académico, la familia, la justicia,
la información, el comercio, las fuerzas de seguridad, el ejército y por
supuesto la Iglesia (con la curiosa excepción de la elección del Papa que, a su
modo, es democrática). Se podría pensar que en el arte no hay jerarquías, pero
también los artistas están sometidos a los vaivenes de la oferta y la demanda.
Este mundo es jerárquico porque nos agrupamos de manera tribal como mejor medio
de defendernos, y esto ha ocurrido desde la noche de los tiempos y está impreso
en nuestros genes (no en los "memes", ese concepto absurdo e
inexistente que está tan de moda). Así que, ustedes perdonen, pero la humanidad
no es democrática. Para cambiar este estado de cosas surgieron los movimientos
anarquistas y asamblearios, pero la historia ha demostrado que estos sistemas
solo pueden funcionar en comunidades pequeñas y de ninguna manera en la
organización disciplinaria de un partido político. Querámoslo o no nuestra
sociedad necesita tener líderes que ocupen el vértice de la pirámide
jerárquica, un lugar donde la democracia brilla por su ausencia.
A la democracia se le han
atribuido distintos significados a lo largo de la historia y aun hoy se
interpreta de manera diversa en función de lo que se quiera conseguir ondeando
su bandera. Se suele señalar -con una visión un tanto superficial del asunto-
como modélica la democracia ateniense, ya que fue en Atenas donde nació este
sistema político. Pero lo que hoy se entiende por democracia tiene poco que ver
con lo que hacían los antiguos griegos. La asamblea estaba compuesta por todos
los ciudadanos varones de Atenas, la selección de representantes se hacía por
sorteo (un método que quiere resucitar ahora el economista francés Étienne
Chouard ) y las decisiones se tomaban por mayoría. Sin embargo no era una
democracia total, dado que las mujeres, los esclavos y los extranjeros no
tenían derecho a voto, de modo que los problemas se dirimían entre unos pocos,
de forma más asamblearia que representativa. Eso sí, si un dirigente se
extralimitaba en su poder, se le destituía sin contemplaciones y se le
castigaba con el exilio o la muerte. Los romanos, más pragmáticos,
experimentaron todas las formas de gobierno conocidas, desde la república a la
monarquía absoluta, pasando por la dictadura y el triunvirato (una directiva de
tres es lo que reclama uno de los dirigentes de Podemos). Pero Roma tampoco
creía en la igualdad de todos sus ciudadanos; sus cambios de sistema de
gobierno no estaban motivados por ideales abstractos, sino por las necesidades
políticas, económicas o territoriales que surgían en un momento dado.
Suele decirse que la democracia
moderna nació en el período de la Ilustración como una forma de enfrentarse al
absolutismo político. Me temo que más que un enfrentamiento real fue un
compromiso entre la debilitada oligarquía y la creciente burguesía. El poder
siempre ha pactado para superar los momentos de crisis o incertidumbre,
confiando en que una vez instalados los parias en el poder olvidarían con
rapidez los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, tan ilusionantes desde
la pobreza, para disfrutar de las prebendas recién adquiridas. El propio
vizconde de Tocqueville, tan manoseado por los políticos actuales, que fue un
adalid de la democracia después de la Revolución Francesa, advertía que
"la voluntad de la nación" es una de las expresiones que más
profusamente han sido objeto de abusos por parte del astuto despótico de cada
época; también que "la democracia puede ser la base tanto de la libertad
como del despotismo"; y una frase demoledora: "En política, compartir
los odios es la base de la amistad". Su coetáneo Benjamin Constant
afirmaba: " Han entregado el poder a la sociedad en su conjunto. Y de la
sociedad en general ha pasado necesariamente a la mayoría, y de la mayoría a
las manos de unos pocos y a menudo de uno solo. Y de este modo se han producido
los mismos males que antes." No puede decirse que estas reflexiones hayan
perdido vigencia.
Por tanto, identificar
democracia y perfección como pretenden los políticos, sean viejos o recién
llegados, -y como creímos muchos de mi
generación cuando murió el dictador-, es una falacia. Pero si asumimos su
imperfección, los ideales que impulsan la democracia son defendibles. Ninguna
revolución alcanza por completo sus objetivos; pero siempre deja su marca en la
sociedad.
El poema de
Cavafis termina así:
¿Por qué empieza de
pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué
graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y
plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa
compungidos?
Porque se hizo de
noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de
las fronteras
y contado que los
bárbaros no existen.
¿Y qué va a ser de
nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y
al cabo, era una solución.
domingo, 12 de octubre de 2014
Palabra de Consejero
Me parece populista, y por tanto
superficial, hablar de "la casta" en un sentido peyorativo. Es una
simplificación tan inconsistente como otras del lenguaje coloquial -llamar
fascista a todo el que no es de izquierdas o rojo al que lo es-, pero útil para
englobar en una sola palabra todo lo que se pretende deshonesto o ineficaz. Al
fin y al cabo la casta es solo un sistema de estratificación social que a
priori no es necesariamente perverso, y tildar de "casta", con
comillas, a quienes se dedican con mejor o peor fortuna a la política es
erróneo, ya que a esta dedicación se accede desde diferentes estratos de la
sociedad. Item más cuando quienes denigran "la casta" son ya, o están
a punto de serlo, miembros por derecho de ella, a menos que en su ejercicio de
la política rechacen denominarse políticos -que sería lo correcto según la RAE-
y se otorguen otras denominaciones exóticas para que nadie piense que son, al
propio tiempo, detractores e integrantes de "la casta".
Así las cosas, el doctor
Francisco Rodríguez, Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ha
declarado, a propósito de la crisis del Ébola, que si tiene que dimitir,
dimite, porque él llegó a la política "comido" y "con la vida
resuelta". Lo cual, mutatis mutandis,
equivale a reconocer que otros colegas suyos, que no hayan comido ni resuelto
su vida, acceden a la política solo para forrarse, como diría Forges, lo que, a
estas alturas, tampoco es una novedad. Pero no recojo aquí estas declaraciones,
arrogantes y horteras, porque el señor Rodríguez sea un político, es decir, un
miembro de "la casta", ni porque se ponga en evidencia, una vez más,
la tremenda ineptitud de algunas personas para el cargo que son designados,
sino porque este sujeto pertenece además a otra casta, o digamos a otra
profesión, que, por desgracia, es también la mía.
Las denuncias a políticos y la
divulgación de sus maldades se han hecho tan vastas y cotidianas que poco a
poco van perdiendo eficacia. La gente ya casi ni se inmuta ante el escándalo
nuevo de cada día, y el caparazón con el que se reviste el político frente a
quien le acusa es cada vez más rocoso. Pero no crean que mi disgusto porque
estas sandeces las haya pronunciado un médico tiene algo de corporativo. En la
Medicina, como en cualquier otra profesión, hay de todo, y nadie más incómodo
que yo con ese halo reverencial que a veces nos atribuyen los pacientes. Estoy
pensando que el lenguaraz Consejero es Jefe de la Unidad de Hipertensión del
Hospital Gregorio Marañón, un Centro donde trabajan excelentes profesionales.
Solo espero que la larga trayectoria política del susodicho le haya mantenido
alejado de la actividad asistencial, porque si no es así y sus criterios
médicos se asemejan a sus impresentables criterios políticos, habría que
recomendar a sus pacientes hipertensos que huyeran como alma que lleva el
diablo.
sábado, 11 de octubre de 2014
La voz solar (2)
Dijeron sus detractores que Giuseppe
Di Stefano cantaba con la voz abierta en el registro agudo, lo que afeaba el
sonido y perjudicaba la voz del cantante; sin embargo el siciliano llenaba los
teatros y entusiasmaba a multitudes. Dijeron los musicólogos que la dinámica de
su canto no era fruto del análisis musical sino a menudo un ejercicio de
hedonismo y seducción; pero nadie echaba en falta esos requisitos técnicos ante
la cautivadora sensualidad de su voz. Dijeron los críticos que perjudicó y
acortó la vida de su voz cuando incorporó el verismo a su repertorio; pero su
inigualable fraseo y la belleza de su "timbre luciferino" (Celletti)
le mantuvieron en el escenario durante treinta años. Di Stefano debutó en el
Met con la ópera Fausto, de Gounod. En el aria Salut! demeure chaste et pure atacó en forte el do de pecho (do4) y luego atenuó la voz hasta un pianissimo sobrenatural. Sir Rudolf Bing
dijo en sus memorias que fue el más bello sonido emitido por una garganta
humana que había oído en sus muchos años como manager general del Metropolitan
Opera House. Sin embargo el director de orquesta Leone Magiera dejó dicho que la
voz de Di Stefano era imperfecta porque, en contra de la técnica ortodoxa, cantaba
demasiado abierto por encima del passaggio.
No podemos evitarlo, nos encanta
erigirnos en jueces y decirle a la gente cómo tiene que hacer lo que hace. Lo
hacemos todos, pero de un modo más profesional y dogmático lo hacen los
críticos, verdaderos expertos en decirle a los artistas cómo deben ejercer su
talento. Hace años yo compraba y leía con fruición las publicaciones mensuales
dedicadas a la música clásica, sobre todo las revistas Ritmo y Scherzo, que
incluían una amplia sección de crítica discográfica. Aún lo hago de vez en
cuando. Estas dos revistas tenían en algunos temas criterios discrepantes que
siempre me sorprendieron. Por ejemplo, ninguna ponía en duda que Daniel
Barenboim era un pianista genial, pero en su faceta como director de orquesta
Scherzo oponía reparos; por el contrario para Ritmo el argentino era excelso en
ambos cometidos. Curiosamente ambas revistas coincidían en calificar el estilo del famoso director Herbert von Karajan como ampuloso, manierista y superficial; no obstante
reconocían que la referencia discográfica insuperable de la ópera La Bohéme era la
firmada por este director.
Uno podría preguntarse si en la música
-o en la vida en general- es preferible no desbordar lo establecido y ajustarse
a una supuesta perfección, o por el contrario dar rienda suelta a la inspiración,
a esa vibrante espontaneidad que nos arrebata aunque esté llena de defectos. En
1975 un jovencísimo Josep Carreras visitó a Giuseppe Di Stefano con motivo de
su debut en La Scala de Milan con la ópera de Verdi Un ballo in maschera. Carreras le confesó su preocupación, ya que
había una nota que no conseguía emitir de la manera adecuada. Di Stefano meditó
un momento y luego sonrió: "No tienes que preocuparte. ¿Sabes por qué?
Porque esa nota nunca sale bien". El viejo maestro no quiso darle un frio
consejo técnico al joven discípulo. Prefirió infundirle confianza y dejar que
fluyera libremente su espontaneidad.
Les propongo ahora ver y oír tres
vídeos. El primero, de 1944, es posiblemente la primera grabación de Di
Stefano, en la que interpreta Una furtiva
lagrima con una voz fresca y juvenil. No se distraigan con los crujidos y
ruidos parásitos de la grabación, propios de los discos de 78 rpm. El segundo
vídeo es de 1950 y proviene de un recital en la Ópera de San Francisco.
Giuseppe canta el aria de Fausto que fascinó a Rudolf Bing en el Met y
ejecuta-suponemos- un diminuendo
similar. Si el aria les resulta un poco larga, vayan directamente al minuto 4,
45. El tercer vídeo es de 1974, el año en que se retiró. Juzguen ustedes mismos
si la voz de Giuseppe Di Stefano, obviamente avejentada, había perdido un ápice
de su belleza.
viernes, 3 de octubre de 2014
Comentario
Les aseguro que de lo que más me
gusta hablar aquí es de cantantes famosos, como ayer, o de pintores, escritores,
científicos, en fin, de gente que contribuye a la cultura y a la solidaridad, a
la que admiro o he admirado en algún momento; y también, a veces, de personas
con las que discrepo, siempre con respeto y sin acritud, aunque si se trata de
políticos (no todos) ese elemental respeto sea más difícil de mantener. Uno lee
la prensa y raro es el día que no encuentra algo irritante, o curioso, o
amenazador, que procura soslayar, en la medida de lo posible, por su propia
estabilidad mental, en primer lugar, y porque nos importa un bledo que metan en
la cárcel a la Pantoja o hayan descubierto la corruptela de cada día. Pero lo
que ha dicho hoy la presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol, le
revuelve a uno las tripas, en sentido literal, y aunque una réplica contundente
a esta señora (?) debería tener una mayor difusión -un twit, una condena en
Facebook, una carta al director, etc- y no la que tiene un blog tan minoritario
como este, me van a perdonar que exprese lo que me sugiere esta noticia.
Frases que ha dicho ahora la
Oriol (si decimos la Pantoja, por qué no vamos a decir la Oriol): "Prefiero contratar a una mujer de
más de 45 o de menos de 25 años para evitar "el problema" de que se
quede embarazada". "El
sacrificio [de la mujer] para llegar a un puesto directivo tiene un precio: o
te casas con un funcionario o tienes un marido al que le encantan los niños".
Frases que dijo en un momento
anterior a propósito del salario mínimo: "Te
obligan a pagar un sueldo a estos jóvenes aunque no valgan nada".
"Hay que darles un dinero que no producen. "Es necesario dar a gente
desigual un trato desigual, de manera que el SMI solo se aplique a los
trabajadores con una cierta formación. Así, no se aplicaría el salario mínimo
hasta que no produzcan lo que cuestan".
No aplicaré a la Oriol los
adjetivos que le vienen a uno a la mente -se los pueden imaginar- y que a buen
seguro menudearán en las redes y en la prensa escrita. Solo diré que es
infrecuente encontrar a alguien que destile una estulticia tan sofisticada, una
ignorancia de lo solidario tan asombrosa y un funcionamiento neuronal tan
atrabiliario que se podría situar, en la escala evolutiva, por detrás de los
grandes simios. Un castizo daría una explicación más mundana: Esta señora no ha
tenido muchos coitos satisfactorios.
No renuncio a contar aquí el
comentario de Susanna Griso en Antena 3. Informó primero que Miriam Clegg, la
esposa del viceprimer ministro británico, Nick Clegg, vallisoletana de
procedencia, pedía la palabra en una conferencia de su marido y dejaba atónito
al personal con su intervención: "Esos
hombres que tratan a las mujeres como iguales son los que más cojones tienen
[the ones with most cojones]". A
continuación Susanna Griso dijo, refiriéndose a la Oriol: "Y de una mujer que alaba los cojones de los hombres, pasamos a
otra mujer a la que no le importa tocarlos, dicho metafóricamente, claro".
Mañana seguiremos hablando de
Giuseppe Di Stefano.
martes, 30 de septiembre de 2014
La voz solar
La voz de Giuseppe di Stefano (1921-2008) interpretando canciones napolitanas es un recuerdo imborrable de mi infancia.
Fue uno de los primeros discos microsurco (un LP de La Voz de su
Amo) que entraron en mi casa cuando mi padre compró una radiogramola Philips,
un mueble de estilo años 50 que fue muy admirado. El disco, una grabación mono
por supuesto, tenía la etiqueta roja típica de HMV, otra imagen grabada en mi
memoria. (Como en Internet se encuentra todo, les dejo una posible imagen del
disco). Ahora tengo un cd con igual contenido, pero la digitalización es tan
mala que es mejor no oírlo. La información que proporcionaba el disco original
era muy escasa, solo decía que el tenor cantaba acompañado de una innominada
pero estupenda orquesta dirigida por Dino Oliveri. (¡Aquellos violines
elegíacos en 'O sole mio!) Yo entonces no sabía nada de música
clásica ni de ópera, ni de voces ni de cantantes. Me gustaban el Rock and Roll,
las baladas High School americanas y algo de la chanson francesa. Pero la voz abierta, luminosa, vital de Giuseppe
Di Stefano y la belleza intrínseca de las canciones napolitanas, crearon en mí
un poderoso impacto emocional que me hacía escuchar aquella música una y otra
vez. Y, lo mismo que ocurre con esos libros míticos que uno lee en la
adolescencia sin conciencia crítica y los consagra para siempre, todas las
versiones de canciones napolitanas que he escuchado a lo largo de mi vida,
interpretadas algunas por espléndidos cantantes, siempre me han parecido
inferiores emocionalmente a las de aquel disco seminal de Di Stefano.
La canción napolitana no es
diferente en esencia a la música folklórica de cualquier lugar, ni se necesitan
voces excepcionales para cantarla. Su incorporación a la lírica ocurrió cuando
el famoso tenor napolitano Enrico Caruso empezó a utilizar estas canciones como
encore en sus recitales operísticos.
Desde entonces la mayoría de los tenores, imitando a Caruso, suelen incluir esta música en
sus conciertos y grabaciones, lo que le ha conferido un rango semioperístico.
En el siguiente vídeo pueden
escuchar a Giuseppe Di Stefano cantando "Santa Lucia luntana". No es
de las napolitanas más conocidas, pero en ella se puede escuchar el hermosísimo diminuendo que ejecutaba este cantante.
La grabación que ofrece You Tube es, milagrosamente, la misma que me emocionó
en mi infancia. Seguiremos hablando de Di Stefano y rescatando canciones de
aquel disco.
viernes, 26 de septiembre de 2014
Paradise
Ciurlionis. Paradise (1909)
Mikalojus Konstantinas Čiurlionis (22 de septiembre de 1875 – 10 de abril de 1911) fue un pintor y compositor lituano.
Los pedantes
Pedante, según la RAE: "Persona
engreída que hace inoportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en
realidad".
Aunque es fácil distinguir a un
pedante por cómo actúa, por su forma de hablar y opinar sobre las cosas, justo
es decir que siempre es un juicio subjetivo, pues el pedante no se considerará él
mismo engreído y acusará de pedantería a otro que le supere en engreimiento. (Siempre
habrá quien califique de pedante lo que escribo). Este vano alarde de erudición
puede manifestarse en diversos aspectos de la cultura, pero sin duda es más
evidente en la literatura. En la música, por ejemplo, sería comprometido
afirmar que tal compositor o tal intérprete acusan este defecto, y otro tanto
podríamos decir de la pintura o de cualquier otra manifestación artística.
Como se sabe, a comienzos del
siglo XX las artes experimentaron grandes cambios que quebraron radicalmente la
ortodoxia secular. Así, en Música, la Segunda Escuela de Viena rompió con la
tonalidad y desarrolló formas nuevas como el dodecafonismo, el serialismo y la
música atonal. En la Pintura, la desestructuración de las formas clásicas fue
más amplia si cabe, con la aparición del cubismo y de la abstracción como estilos
más rompedores. También alcanzaron los vientos del cambio a la Literatura, y más
específicamente a la novela. Los escritores trataron de subvertir la rígida
estructura de la narración decimonónica creando la novela experimental. Estos
cambios, como siempre ocurre, fueron en principio incomprendidos por el gran
público. Pero el tiempo suaviza las aristas, y lo que ayer era vanguardia hoy
está incorporado a lo cotidiano o está olvidado. Así, vemos ahora coexistir en la
Pintura lo abstracto con lo figurativo y en la Música la tonalidad con su
ausencia, sin discordias dignas de mención entre sus representantes y sin que
ninguna tendencia se atribuya la autenticidad absoluta.
Con la novela no ha ocurrido lo
mismo. No ha habido género literario más vapuleado desde hace un siglo: cada
estilo ha tratado de aniquilar al anterior, se han creado idolatrías indiscutibles
y excluyentes, se ha hablado del resurgir, del hundimiento y hasta de la muerte
de la novela. Y en este "suburbio de la discordia", en palabras de
V.H.Auden, algunos escritores (ahora hablo de España) se han nombrado a sí
mismos depositarios de las más excelsas esencias literarias y paradigma de lo
único que merece la pena escribir, desautorizando y tratando como apestados a los
que escriben de otro modo. Ellos no advierten que es muy quebradiza la línea
sutil que separa la originalidad de la pedantería. Escribí en otra ocasión
sobre declaraciones públicas del escritor Vila-Matas y la escritora Marta Sanz.
Esta última, a propósito de si hay o no literatura en las series televisivas,
escribe lo siguiente:
Hace tiempo, el adjetivo literario se
utilizaba indistintamente para consagrar o denigrar una serie como Yo, Claudio.
También existían novelas cinematográficas. Ahora, cuando se dice de una novela
que es literaria —pleonasmo más bestia que el de los sus ojos tan fuertemente
llorando—, casi siempre el significado es peyorativo. En nuestra movediza
sociedad líquida, la sinestesia no se usa como instrumento crítico, sino que
los géneros se hibridan hasta el punto de que no nos extraña esa categorización
—ontológica— de lo audiovisual como literario. Mezcla y mistificación se
constituyen en eslóganes de un mundo en el que el tajo de la desigualdad es
hondo: el imaginario de lo líquido, ecléctico y lábil es eufemismo estético de
una ética de la globalización donde todo tiende a ser igual excepto los
capitales para adquirir bienes. La opacidad y lentitud de la palabra literaria,
y el espesor connotativo de un texto que no solo sea una historia, definen lo
literario. No obstante, prevalece la inmediatez del consumo televisivo
—normalmente de pago—, la anorexia expresiva, la supremacía de la trama y la
sintaxis de las narraciones frente al relieve semántico de esa literatura que
hace del esfuerzo crítico e imaginativo, del tiempo del lector, un ingrediente.
En una ceremonia in de la confusión entre lo popular y lo elitista, en un falso
difuminado de los límites, nos fascinan la banalización de la literatura
sometida a la superficialidad de ciertos lenguajes audiovisuales y la
metamorfosis seudointelectual del entretenimiento televisivo. La consideración
de las series como literatura resulta cuestionable académicamente y se vincula
con una corriente de desprestigio de la palabra literaria por parte de lectores
que experimentan cierto aburrimiento sine nobilitate, o que no se molestan en
leer y cubren su cuota de prestigio cultural con Mad Men. Yo prefiero la
adaptación televisiva de El comisario Montalbano. Esa me gusta de verdad.
(Marta Sanz Babelia
Desprestigio de la palabra 20/9/14)
¿Comprenden a qué me refiero?
martes, 16 de septiembre de 2014
La corrupción
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Distorsión. |
Quizá la corrupción, con ser abyecta, no sea el temido Leviatán que destruye la democracia. La opinión pública piensa que la corrupción es la causa principal de nuestras desdichas y los políticos prometen eliminarla para ganar votos. Hasta los partidos más socavados por la deshonestidad prometen enmendarse y ser impolutos como arcángeles en el futuro. Pero no parece que acabar con los corruptos, si es que se puede, sea la solución definitiva de nuestros problemas. Uno piensa que la corrupción es un ingrediente intrínseco de las democracias o de cualquier sistema de gobierno en cualquier país. El ser humano se corrompe, en mayor o menor medida, con bastante facilidad, quizá siguiendo el impulso genético de garantizar su subsistencia. Al fin y al cabo entre la clásica pregunta "¿Con IVA o sin IVA?" y los 500 millones en un paraíso fiscal solo hay una diferencia cuantitativa. Un gobierno inteligente no consideraría prioritario eliminar la corrupción, aunque intentase controlarla; no se puede evitar que la gente se mate en las carreteras, pero el estado puede mejorar las medidas de seguridad y establecer normas que reduzcan el número de muertos. Antes habría que corregir la desigualdad, que es el verdadero cáncer que nos ha ido corroyendo con sigilo los últimos años.
Yo apoyaré a los que prometan luchar contra la desigualdad, porque este problema si es posible resolverlo a nivel colectivo, con leyes y decretos, mientras que la corrupción es un problema individual. Restaurar el equilibrio entre lo público y lo privado y reducir la desigualdad social deben ser los principales objetivos para regenerar nuestra democracia. Si esto se consiguiera, la corrupción disminuiría por sí sola, o en todo caso sería más fácil combatirla.
Yo apoyaré a los que prometan luchar contra la desigualdad, porque este problema si es posible resolverlo a nivel colectivo, con leyes y decretos, mientras que la corrupción es un problema individual. Restaurar el equilibrio entre lo público y lo privado y reducir la desigualdad social deben ser los principales objetivos para regenerar nuestra democracia. Si esto se consiguiera, la corrupción disminuiría por sí sola, o en todo caso sería más fácil combatirla.
domingo, 14 de septiembre de 2014
Cielo Inmenso
Simulación informática de Laniakea
Un grupo de astrónomos ha descubierto ahora que las galaxias no están distribuidas al azar en todo el Universo, sino que se encuentran en grupos que contienen docenas de galaxias, y en cúmulos masivos que poseen cientos de galaxias, todas interconectadas en una red de filamentos (?) en la que las galaxias se ensartan como perlas. Han bautizado al supercúmulo donde se encuentra la Vía Lactea con el nombre de "Laniakea ("cielo inmenso" en hawaiano). Calculan que su diámetro es de 500 millones de años luz y contiene 100.000 galaxias. Estos descubrimientos le transportan a uno a la ciencia ficción de los años 50, y es de agradecer que estos astrónomos, como aquellos escritores, describan con palabras poéticas sus hallazgos.
Además Laniakea parece estar avanzando hacia lo que se llama el Gran Atractor, un gran valle gravitatorio en las proximidades de los racimos Centaurus, Norma e Hydra, a unos 160 millones de años luz de distancia de nosotros. Lo de Gran Atractor, más que pertenecer a la literatura mencionada, parece recién salido de una película fantástica de serie B.
No sabemos por qué existe el Universo y es improbable que lleguemos a saberlo alguna vez. Pero preguntar "por qué existe" es más importante que preguntar "cómo se originó". En general, a los científicos les importa descubrir cómo suceden las cosas, no por qué suceden, ya que ese por qué implica una causalidad que a menudo niegan. Creen estar razonablemente seguros de que el Universo se originó en un fenómeno cuántico singular, conocido popularmente como Big Bang, pero si se les pregunta por qué se produjo ese estallido, afirman que no existe ninguna razón: ocurrió por azar. El azar es el gran comodín de la argumentación científica y filosófica en nuestro tiempo, hace caer una cortina sobre lo que se desconoce y previene explicaciones no aceptables por la razón. Por ejemplo, la ciencia explica que la vida se originó cuando unas proteínas inertes aprendieron a replicarse, lo cual es altamente probable, pero si uno indaga por qué sucedió, la respuesta siempre es la misma: ocurrió por azar. Otro ejemplo. Aceptamos que, desde ese primer momento, los seres vivos han evolucionado según las leyes de Darwin, pero nadie nos explica por qué empezó a actuar la evolución.
Es sorprendente que a lo largo de la historia solo haya habido dos respuestas al misterio de nuestra existencia. La más antigua y generalizada es la hipótesis creacionista que, en sus diferentes versiones, se apoya en criterios sobrenaturales no verificables. La segunda hipótesis es el azar, que por su propia naturaleza tampoco es verificable, pero parece ser actualmente la respuesta más adecuada para la ciencia. ¿No puede haber otras hipótesis que no sean teístas o basadas en la incertidumbre?
Stephen Hawking ha escrito que no es necesario invocar ningún dios para explicar el origen del Universo, pero, si los periodistas han interpretado bien las palabras del científico británico, tampoco parece gustarle el azar. Ha preguntado "por qué".
Si usted piensa en el Universo incomprensible, es bueno escuchar a Bach, cuya música intemporal y también incomprensible nos ayuda a perdernos entre esas miríadas de estrellas. Escuche el Kyrie de la Misa en Si menor, si es posible sin ninguna connotación religiosa, y deje volar su pensamiento por la inmensidad del espacio.
miércoles, 10 de septiembre de 2014
Las series
¿Hay literatura
en las series de televisión? Esta
pregunta la hace El País a sus lectores y les anima a contestar. Yo quiero comentar algo sobre las series, así que intento dar mi opinión. Pero me entero
de que, como máximo, se pueden escribir 200 palabras, y como no me gusta que me
limiten, me olvido de El País y escribo en mi blog. Para empezar la pregunta es
idiota o está mal formulada. Yo
preguntaría: ¿Hay cine en las series de
televisión? Esto tiene más sentido, así que me contestaré a mí mismo.
Una cuestión previa. ¿Cuánta gente va al cine en estos
días? No lo sé con exactitud, pero mucha menos gente que antes: las grandes
salas han desaparecido y las películas de estreno duran un suspiro en cartel.
¿Por qué? Porque los televisores de alta definición y los equipos home cinema ofrecen una imagen y sonido perfectos,
y las cadenas televisivas ofrecen los nuevos films con un mínimo retraso con
respecto a las salas comerciales; y además Internet nos brinda una amplia variedad de cine on line. Y todo esto sin salir de casa.
De modo que al cine -con la excepción de cinéfilos recalcitrantes- debe ir de
forma mayoritaria la gente joven, que, igual que ocurría en mi época, le gusta
salir y alejarse lo más posible de los ambientes hogareños. Por otra parte, ahora
lo importante no parece ser la calidad de la película, sino las dimensiones del
tanque de palomitas.
Las series televisivas se han convertido en una poderosa alternativa
al cine en el ámbito familiar. Pero ¿qué son las series? ¿Larguísimas películas
de 15-20 horas de duración, exhibidas por entregas como los folletines
decimonónicos, o son películas cortas, de 45 minutos, a razón de 20-24 por
temporada? Más bien lo segundo, salvo honrosas excepciones, porque lo normal es
que en cada episodio de la serie cambien los guionistas y el director, y de
esta manera sea imposible mantener una coherencia continuada, tanto argumental
como cinematográfica. Así, uno descubre que el bondadoso personaje de los tres
primeros episodios, se convierte en repulsivo en la cuarta entrega, para
retornar a su primitiva bondad, o a estados intermedios, en sucesivos
capítulos. Podríamos citar como honrosa excepción moderna la serie
"Breaking bad", coherente hasta el final y con mínimos altibajos, y
entre las antiguas, "Retorno a Brideshead" y "Yo
Claudio" por ejemplo. En estas series hay auténtico cine, o literatura,
como quiere El País. Por eso las miniseries inglesas, aunque no tan mediáticas
como las americanas, se aproximan más al cine y poseen una indudable calidad. Vean si no las casi olvidadas "Tipping the Velvet" y "Fingersmith",
basadas en las novelas de Sarah Waters.
Esas otras series de mayor difusión, como "Anatomía
de Grey", "Bones" o "CSI", son en efecto deshilvanadas
e incoherentes y guardan poca relación con el buen cine, pero tienen una
inestimable cualidad sofronizadora. Son perfectas para que usted, después de un
día de intenso trabajo y conflictos en la oficina y en casa, se deje caer en su
butaca/sofá, se tome una copa (opcional) y permita que el inane episodio de
turno le limpie el cerebro de miasmas.
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