Estaría incompleta la pequeña revisión de la épica en los western, que sin proponérmelo estoy realizando, si no mencionara "Raíces Profundas" (Shane, 1953), de George Stevens, un clásico del cine del Oeste. Es una película que trata de la lucha por la tierra entre ganaderos y agricultores, un asunto que ha sido el hilo conductor de muchos western. El protagonista es un pistolero que quiere redimirse y busca un lugar donde olvidar su pasado. De manera inevitable tendrá que volver a usar la violencia que quería desterrar para defender a los más débiles. Al final tendrá que irse, porque como él mismo dice con amargura: "No puede uno dejar de ser lo que es, torcer su destino". Pero "Raíces Profundas" es más que eso. He visto este film varias veces, pero sobre todo he visto dos películas: una cuando era niño, y otra cuando ya era adulto. Aunque no debería marcar demasiado las diferencias, porque muchas cosas que uno racionaliza de mayor están ya implícitas en la percepción infantil.
Sin
duda existe esa épica que añoraba Borges en la narración, pero hay dos líneas
argumentales secundarias que pueden pasar inadvertidas. Una es la amistad que
surge entre el pistolero y el niño. Esa rara complicidad que a veces se
establece entre un niño y un adulto ha sido un tema muy estimado en la gran literatura:
recuerden "La isla del tesoro", "Kim" o "Huckleberry Finn". Es un tipo
de amistad que el niño no puede
encontrar ni en sus padres ni en otros niños de su edad: siente admiración por
el adulto y al propio tiempo le enorgullece que éste le considere su amigo. Por su parte el adulto encuentra en el niño un
afecto desinteresado, una persona sin malicia en quien proyectar sus esperanzas.
Gran parte del peso emocional de "Raíces Profundas" gira en torno a
esta relación.
El otro
aspecto que permanece en un segundo plano es el poderoso sentimiento que surge
entre Shane y la mujer del campesino. Es un sentimiento culpable y contenido
que se expresa más en miradas y silencios que con palabras. Algún crítico lo ha
descrito como "amor platónico". Nada más lejos de la realidad, el
deseo sexual se masca en el ambiente, si bien no de la manera explícita que
utiliza el cine en nuestros días, sino con la tórrida insinuación propia de los
años 50. Cuando al final de la historia el pistolero abandona el poblado, quizá
no solo lo hace porque tiene las manos manchadas de sangre, sino porque hubiera
sido incapaz de controlar su pasión por la mujer de Starrett.
Alan
Ladd nunca fue un gran actor, pertenecía a esa estirpe de actores carismáticos de
Hollywood con escaso talento interpretativo, como lo fueron Robert Taylor,
Erroll Flyn o Stewart Grainger. Quizá fue este su mejor papel. Espléndidos los
secundarios Van Heflin, como el granjero, y Jack Palance, como Wilson, el
malvado pistolero rival de Shane. George Stevens fue un director artesanal,
pero en Raíces Profundas casi hizo cine de autor. Los exteriores de la película
fueron rodados en Wyoming, con la inolvidable silueta de los Grand Teton como
fondo del paisaje.
A menudo, al revisar películas antiguas, decimos que han envejecido mal. Una obra clásica, sea literatura, cine o teatro, es la que no envejece, porque cada generación la interpreta a su manera sin que la narración original pierda su esencia.
A menudo, al revisar películas antiguas, decimos que han envejecido mal. Una obra clásica, sea literatura, cine o teatro, es la que no envejece, porque cada generación la interpreta a su manera sin que la narración original pierda su esencia.
La historia del pistolero que intenta dejar atrás su vida de asesino a sueldo, sin conseguirlo, tiene ecos en los últimos westerns de Clint Eastwood. Su propio homenaje lo lleva a cabo en El Jinete Pálido, que es en sí misma una magnífica película. Y de forma menos directa se encuentran paralelismos en la que es su obra definitiva, Sin Perdón. La escena final de Eastwood, entrando lentamente en el saloon para hacer justicia, recuerda a Shane, con la diferencia de caracteres por supuesto. Shane posee nobleza y un comportamiento deportivo con sus adversarios, mientras que William Munny, el personaje que interpreta Eastwood, es un asesino que mata a sangre fría a hombres desarmados. Mucho había cambiado el western en 40 años.
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