En un
post anterior ("En el momento preciso", 29/6/14) dejé escrita mi
impresión inicial sobre Podemos, el último fenómeno político/mediático, y dije
que permanecería a la expectativa de futuras acciones antes de formar un juicio
definitivo.
Después
de sus proclamas contra la injusticia, la corrupción y las "castas",
Iglesias ha dicho: “Si el derecho a la
información es un derecho democrático, la concentración de la propiedad es
incompatible con ese derecho”. Aquí hay algo que rechina. ¿La información
es un derecho democrático? Creo que no. La información, como concepto aislado,
no es un valor moral, ni un atributo de la libertad. Sí lo es la libertad de
información, igual que la libertad de expresión, de pensamiento, de religión o
de residencia. Sigue Iglesias: "No
puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la
democracia, como son los medios de comunicación, esté solo en manos de
multimillonarios". ¿Y en qué manos debe estar? En los países libres,
los medios de comunicación, desde que existen, están en manos de la iniciativa
privada, sean sus dueños multimillonarios o no. Esto ocurre en todas las
democracias. En algunos países suele haber un canal público de televisión, que
debería ser imparcial, pero que, como todo el mundo sabe, refleja, de manera
más o menos evidente, la ideología del partido gobernante.
"¿Por qué no va a existir una regulación que garantice la libertad
de prensa en el mejor sentido del término, sin condicionantes de empresas
privadas o de la voluntad de partidos políticos?", pregunta Iglesias.
Otra frase vacía. La libertad de prensa no hay que garantizarla, ya existe; comparen, por ejemplo, los
titulares del diario Público con los de La Razón, o los de Telemadrid con La
Sexta. En cuanto a que la prensa no tenga condicionantes de la empresa privada
o de los partidos políticos, es una utopía. Pero Iglesias insiste: "La gestión de la información no puede
depender únicamente de hombres de negocios y su voluntad por permitir la
libertad de expresión". Erróneo.
La libertad de expresión no depende para nada de los hombres de
negocios, es un atributo de la libertad, o de la democracia, si lo prefieren, y
la tienen los ricos y los pobres, los trabajadores y los empresarios. Otra cosa
es que unos se hagan oír mejor que otros.
Tal vez
Iglesias piensa que es contrario a la democracia que existan magnates de la
prensa, como lo fueron Hearst o Maxwell, capaces de influir desde sus
periódicos en grandes masas de ciudadanos. Puede ser lamentable, pero no
antidemocrático. No hay que olvidar que la acumulación de poder es una de las
posibilidades de la democracia; siempre habrá magnates como los mencionados.
Véase sí no la lista de Forbes. Vivimos en una democracia imperfecta, como
todas, pero en la que sin duda existe libertad de expresión. Cualquier medio
informativo tiene dos aspectos. Uno es la noticia, la información de los
hechos, que debe ser veraz; otro es la opinión, que es libre y variable. Pero
tanto si la noticia se falsea como si la opinión injuria a personas o
instituciones, en todas las democracias hay recursos legales para combatir la
infamia.
Lo que
Iglesias propone, que "los medios de comunicación, por lo menos una
parte, tienen que tener mecanismos de control público", es claramente
antidemocrático y contrario a esa libertad de expresión. A no ser que el líder
de Podemos esté pensando en una información controlada tipo Granma o Pravda, o
la Prensa del Movimiento de nuestra última dictadura.
Si
Podemos sigue combatiendo la injusticia y la corrupción, contará con la
simpatía del pueblo; pero si empieza a translucir mecanismos autoritarios,
puede que se oscurezca su futuro electoral.
La premisa de Pablo Iglesias cae en una paradoja: cree que la libertad de información es necesaria en una democracia, pero para que esta lo sea ha de ser controlada y administrada por un organismo público, que garantice la información y su veracidad a los ciudadanos. En consecuencia: si el pueblo ha de poder acceder a toda información libremente, como corresponde a una democracia, primero hay que controlar el flujo de la información.
ResponderEliminar¿No recuerda a principios comunistas, hoy llamados socialistas? Primero lo requisamos, luego lo repartimos. El problema fundamental es que la información no puede nacionalizarse y repartirse después. En primer lugar porque es contrario a los principios democráticos que él parece defender. Segundo, porque la información es el instrumento primordial de poder. Es el control último y no se reparte.
Orwell escribió una vez: "aquel que controla el pasado controla el futuro. Aquel que controla el presente controla el pasado" Buena suerte intentando controlar el flujo de la información en la era en la que vivimos.
En conclusión, idealismos democráticos incompatibles con sus propósitos e intenciones originales. Una prueba más de que la regeneración democrática de nuestros tiempos se encuentra cada vez más lejos.
Muy bueno tu comentario que descifra, aún más, el mensaje de Podemos. La dictadura del proletariado quizá tuvo su razón de ser, pero ya es Historia.
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