Encontré en Internet un blog cuyo subtítulo era: "Este blog está escrito para gilipollas como usted". Asumí mi condición y seguí leyendo. En Internet está todo, es un universo sin fondo, inabarcable, incontrolable, ilimitado. Hay un blog para gilipollas, pero seguro que hay muchos más. Para gilipollas, quiero decir. Habrá otros para astronautas, para poceros, para alpinistas (y dentro de los de alpinistas, para una determinada montaña). Seguro que hay blogs para los que odian los blogs. Hay miles, quizá millones de blogs. Hay blogs para vender y otros para comprar. Hay blogs muy visitados, a juzgar por el número de comentarios, y otros casi anónimos. Como este blog, por ejemplo. ¿Quién lee mi blog? Por supuesto familiares y allegados (no todos, no siempre) pero esos no cuentan. Todos los días compruebo que unas pocas personas han visitado mi blog, unos días más, otros menos. ¿Quiénes son? A veces siento una soledad parecida a la de los científicos del SETI, los que buscan señales de vida extraterrestre. Todos los días enfocan sus antenas hacia el universo y se preguntan ¿hay alguien ahí? Otras veces me pregunto para qué escribo este blog. ¿Es solo un entretenimiento, una tarea ocupacional de jubilado? La respuesta es no, obviamente. Hablamos para que nos escuchen, para poder decir públicamente lo que antes de internet no podíamos decir... aunque solo hablemos para unas pocas personas. Internet es una ventana abierta a no se sabe dónde, pero está ahí, para que uno se asome y hable o grite o guarde silencio. Es algo parecido a aquellos oradores de Hyde Park que, ante un puñado de desocupados, se subían a un cajón y proponían incendiar Buckingham Palace. Luego, muy satisfechos, se iban a su casa y se tomaban un té con su esposa.
domingo, 30 de marzo de 2014
¿Hay alguien ahí?
Encontré en Internet un blog cuyo subtítulo era: "Este blog está escrito para gilipollas como usted". Asumí mi condición y seguí leyendo. En Internet está todo, es un universo sin fondo, inabarcable, incontrolable, ilimitado. Hay un blog para gilipollas, pero seguro que hay muchos más. Para gilipollas, quiero decir. Habrá otros para astronautas, para poceros, para alpinistas (y dentro de los de alpinistas, para una determinada montaña). Seguro que hay blogs para los que odian los blogs. Hay miles, quizá millones de blogs. Hay blogs para vender y otros para comprar. Hay blogs muy visitados, a juzgar por el número de comentarios, y otros casi anónimos. Como este blog, por ejemplo. ¿Quién lee mi blog? Por supuesto familiares y allegados (no todos, no siempre) pero esos no cuentan. Todos los días compruebo que unas pocas personas han visitado mi blog, unos días más, otros menos. ¿Quiénes son? A veces siento una soledad parecida a la de los científicos del SETI, los que buscan señales de vida extraterrestre. Todos los días enfocan sus antenas hacia el universo y se preguntan ¿hay alguien ahí? Otras veces me pregunto para qué escribo este blog. ¿Es solo un entretenimiento, una tarea ocupacional de jubilado? La respuesta es no, obviamente. Hablamos para que nos escuchen, para poder decir públicamente lo que antes de internet no podíamos decir... aunque solo hablemos para unas pocas personas. Internet es una ventana abierta a no se sabe dónde, pero está ahí, para que uno se asome y hable o grite o guarde silencio. Es algo parecido a aquellos oradores de Hyde Park que, ante un puñado de desocupados, se subían a un cajón y proponían incendiar Buckingham Palace. Luego, muy satisfechos, se iban a su casa y se tomaban un té con su esposa.
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Pues los que no contamos, seguro que somos unos cuantos! Un besin!
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