martes, 16 de julio de 2024

Nubes

 


El cielo es inmune, las nubes navegan ¿hacia algún lugar?, se han dormido las flores del tiempo y desde la colina vemos la lucha estéril de los cruzados de dios. ¿Dónde se han ido todos los dioses? Un pequeño gorrión entró en casa, lo cogimos con las manos y no se asustó. Lo sacamos a la terraza y voló, giró unas vueltas y volvió a entrar en casa. Lo volvimos a lanzar al exterior y cerramos la puerta de la terraza. El pájaro inició su vuelo. Oímos un golpe: el gorrión se había estrellado contra el cristal de la ventana; no le pasó nada, batió alas y se alejó entre los álamos. Ya no volvió.

 


Mi perro Zeus se ha roto una pata, mejor dicho un dedo de la pata trasera derecha. He visto el hueso partido en una radiografía. Es un galgo negro, pero se está llenando de canas. No se queja y puede andar, incluso correr aunque su trote es precavido: mueve la pata herida como una danzarina de ballet. Me hace gracia pero también siento un poco de pena, pienso que es un herido en una batalla. Con los demás perros se lleva bien, aunque ahora juega menos. Merche le ha puesto una venda roja, pero no le dura mucho, prefiere no tener ataduras, corretear libre aunque sea con pasos de ballet. Zeus es un perro muy social, se deja acariciar por cualquiera. Le gusta escaparse y explorar sitios nuevos, perderse en el monte o robarles la comida a los gatos. Siempre lo hemos encontrado, no sé si algún día emprenderá una huida definitiva en busca de aventuras. Sería muy triste, pero ya se sabe que de la vida de cada uno van huyendo cosas, ramas que se pierden, nubes que pasan, y así siempre. Ahora ha venido a verme Zeus, a lo mejor sabe que estoy escribiendo sobre él. Le acaricio. Es la vida, amigo mío.


 

Si alguien muere, bueno, se ha muerto, que lo entierren y lo olviden. Eso es lo tenebroso, que tú vives y no te entierran, andas por las aceras y las calles, y sabes que más allá solo hay más aceras y más calles. Pero todo cambiaría si las calles se hicieran casas y las casas fueran nubes, y tú fueras una frase o un tic tac de reloj, si dejaran a los muertos sentados en las aceras y enterrasen a las calles. Pero no, siempre andas confuso pensando en las cosas y aunque no quieras las sientes. Tienes manos de niebla, mirada de ocaso, como un pájaro sin rostro que ama la lluvia.

 


Uno ve una nube y piensa ¡fantástico, qué buena foto! En efecto, la nube se desplaza majestuosa por un cielo azul. O bien forma un cúmulo de proporciones áureas. O parece un pollito o el mapa de Inglaterra. Entonces apuntas el móvil, lo encuadras y aprietas el disparador varias veces. Satisfecho vuelves a tu casa y pasas las fotos al ordenador. ¿Qué ves? Ves una nube, claro, pero una nube que ha perdido todo el esplendor que tenía antes de captarla.

Ves una nube corriente, como las miles de nubes que salen a diario en Face. ¿Qué ha ocurrido? Simplemente que hacer una foto no es solo apretar el disparador: hay que crear más allá del modelo o intentarlo al menos. Y la nube-que también tiene su parte de responsabilidad- debe acomodarse, buscar la pose ideal, lo cual pocas veces ocurre.

Hay personas que saben captar muy bien las nubes, pero es una excepción. Llevados a un extremo no son solo las nubes, son casi todas las cosas que hacemos. Y no digo más, porque lo último que quiere darle a este texto es una moraleja.

Pero eso sí, está demostrado que la mayoría de los políticos fotografían una nube y les sale un burro.

 


Yo sé que detrás de las nubes habrá otras nubes y detrás de los campos habrá otros campos.

Yo sé que los recuerdos están vivos y seguirán viviendo cuando nos hayamos ido.

Yo sé que he buscado la belleza y no he buscado más en estas horas que terminan.

Yo sé que he amado la soledad y he amado también lo que tú amas.

Yo he vivido el mar y soy el mar para siempre.

Yo he vivido la vida y sé que apenas dejo una palabra escrita.

Y sé que aún vivo, aún lucho, y aún busco las montañas detrás de las nubes y las nubes detrás de las montañas.


jueves, 13 de junio de 2024

Reflejos


 


En Dinamarca, hay bibliotecas donde se puede pedir prestada a una persona en lugar de un libro para escuchar la historia de su vida durante 30 minutos. 




Ayer como un rayo se fue mi amigo. Estuve en el tanatorio. ¿Qué se dice cuando se muere un amigo? Nada. Abracé a su mujer y no dije nada. Tanto tiempo, tantos años y solo ahora se percibe la lejanía. Ya estás lejos y no digo nada.




He olvidado el nombre de esta ciudad. He llegado de noche, el taxi ha recorrido calles luminosas y me ha dejado en este hotel. El recepcionista me sonríe: "Nos alegramos de volver a verle". Asiento con la cabeza y trato de esconder mi desconcierto: yo nunca he estado en este hotel. Mientras se cierra la puerta del ascensor me parece reconocerte cruzando el vestíbulo. Es un visión muy fugaz. Aprieto los botones, pero el ascensor no se detiene. En la habitación abro la ventana y presiento la cercanía del mar, hay un olor suave a algas y se oye un rumor de oleaje. Hay un óvalo de luces que se pierden en la lejanía.Entro en el comedor y busco una mesa con la mirada. Me paralizo. Una mujer sentada, de espaldas. ¿Eres tú? En ese momento vuelves la cabeza.




Hace poco preguntabais qué es volar. Además del sueño imposible, tan antiguo como la humanidad, de elevarse en el viento como un pájaro, un ángel o un dios, de permanecer ingrávido bajo el azul liberado de un mundo distante y opresor, ¿qué es volar?




Observa la distancia, el enorme  hueco que hay entre ti y las cosas, ese arbol, aquella persona, aquel olvido, siempre recorremos distancias, buscamos objetivos,aquella música que sientes en las venas como un torrente, aquellas estancias que recorrías feliz, ahora sin luz o perdidas para siempre, sí, las cosas han cambiado y a pesar de todo vives, respiras, duermes envuelto en sueños extraños en los que las cosas parecen volver. 



A veces uno reconoce el esplendor en la hierba frente a las casas demolidas. Se han vencido lo árboles y las nubes, solo quedan retazos de amores perdidos y pensamientos antiguos. De manera incansable hoy luce el sol.




Debe haber un magnetismo, una corriente de cosas presentidas, un flujo emocional de los colores del otoño que despierta en nuestro espíritu sentimientos de identidad y de encuentro, Parece que estuviésemos esperando la llegada del otoño para despertar esa emoción que ha permanecido oculta todo el año, que ha atravesado inmutable veranos y primaveras. Debe haber algo que nos pertenece en esos tonos amarillos o rojizos de los árboles, una melancolía casi imperceptible al contemplar las hojas caídas y respirar  la  creativa luz decadente del otoño. El mundo se difumina  y somos capaces de soñar.



Ventanas confusas. Caminar despacio por la acera húmeda. Los pasos muy lentos, las fuentes caídas, el agua en silencio. Voces opacas de bosques desnudos, almas sin color, esquinas huidas de trazos inciertos. El murmullo negro de ciudades solas, dormidas, calladas, sin ecos.



lunes, 27 de mayo de 2024

De todo un poco. Arte: Nicolas de Staël

 




En la insoportable frialdad de los tiempos, cuando el viento sur ha amainado y las gacelas se humillan, ahora que la negra noche nos invade y cierne nuestros recuerdos desconsolados e inútiles, acuérdate de los besos, de aquel primer beso iniciático que disolvió tus temores y te enseñó a seguir viviendo.



Hoy tengo un día de querer a la gente. Me refiero a una forma especial de querer. Todos los días queremos a determinada gente de manera rutinaria y su recuerdo suele ser  amable; también de manera rutinaria hay personas a las que no queremos nada y otras que nos son indiferentes. Esto es lo normal, y esa diversidad de afectos no afecta nuestra vida diaria. Pero un día te levantas y súbitamente te asalta el recuerdo de una persona y de pronto sientes un estremecimiento en el corazón. Entonces comprendes cuánto querías a esa persona o cuánto la sigues queriendo. Y da igual cuándo la hayas visto por última vez, ayer o hace años, o que ya no exista. Lo importante es la certeza que te invade de que has querido con intensidad, con ternura, al menos una vez en tu vida. Entonces sonríes o cierras los ojos y compruebas que la rutina del día se ha vuelto más amable.



PUNTO NEMO

Ayer descubrí el lugar más solitario del mundo. Se llama “polo de inaccesibilidad del Pacífico” y es el lugar del océano más alejado de cualquier tierra firme, aproximadamente a 2688 kilómetros de la Antártida y de varias pequeñas islas oceánicas. El fondo del océano situado en dicho punto se encuentra a unos 3700 metros de profundidad. En ese lugar no existe absolutamente nada, ¿se imaginan?, no hay pandemia, ni tertulianos, ni políticos, ni Sonsoles. ¡Los humanos más cercanos están en la Estación Espacial, que solo está a 400 kilómetros de altura! Este lugar es aún más solitario que aquellos golfos del estrecho de Magallanes, descritos por Julio Cortázar, “en los que no entraba nadie nunca”. 

Jubilosamente, algunos científicos, lo han bautizado con el nombre de PUNTO NEMO, mucho más poético que el nombre real, quizás imaginando que allí estuvo La Isla Misteriosa, antes de hundirse para siempre en el océano junto con el Capitán Nemo, después de haber liberado al ingeniero Ciro Smith y sus compañeros. Pero no es esta la única referencia épica del Punto Nemo. Entre esas pequeñas islas oceánicas a la misma distancia que la Antártida está la Isla Pitcairn. ¿Recuerdan esta isla? A ella arribaron los dieciocho amotinados de la Bounty el 15 de enero de 1790, dirigidos por el teniente Fletcher Christian, y allí vivieron ellos y sus descendientes hasta la actualidad.

En el verano de 1997, las autoridades marítimas de Estados Unidos detectaron en varias ocasiones un sonido de ultra-baja frecuencia y de origen desconocido en el Punto Nemo. En 2002, concluyeron que esos sonidos fueron producidos por icebergs raspando el fondo oceánico. Hum.



Bulo: Noticia falsa propalada con algún fin.

Bular: Sellar o marcar con hierro encendido a un esclavo o a un reo.

Bulimia: Síndrome de deseo compulsivo de comer, con provocación de vómitos y consecuencias patológicas.

Bulero: Funcionario comisionado para distribuir las bulas de la santa cruzada y recaudar el producto de la limosna que daban los fieles.

Boludo: Necio o estúpido.

Bolero: "Disen que la distansia es el olvidooo"



La belleza es azul, la mirada es azul, las lágrimas son azules, los besos son azules, tú eres azul.

Buscamos el azul en las palabras, en el sueño, en el aire.

El azul embriaga los sentidos, se diluye en la esperanza, camina a nuestro lado en los días que permanecen, 

en días aún por recorrer o en días inventados.



¿Por qué te has alejado tanto?

Para no oír lo que todos los días me envenena.

¿Qué quieres oír?

Cualquier cosa, palabras, música, el vuelo de las palomas.

¿Qué te afrenta?

La estupidez colectiva, la codicia.

¿Hay algo bueno en el mundo?

No lo sé, prefiero buscarlo.

¿Y si no lo encuentras?

No se trata de encontrar sino de buscar.

¿Te volveré a ver?

Siempre se vuelve para comenzar de nuevo.





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domingo, 28 de abril de 2024

Cosas de Bolaño


 

Roberto Bolaño tuvo una vida corta. Nació en Chile en 1953 y murió en Barcelona en 2003. Si "Los detectives salvajes" fue una novela reveladora, su obra póstuma, "2666" (2004) fue su consagración internacional.

 

He recogido aquí algunos fragmentos de este escritor:

 

"Escribir no es normal. Lo normal es leer y lo placentero es leer; incluso lo elegante es leer. Escribir es un ejercicio de masoquismo; leer a veces puede ser un ejercicio de sadismo, pero generalmente es una ocupación interesantísima".

 

"¿Entonces qué es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los amigos, y la comida"

 

“Lo brutal siempre es la muerte. Ahora y hace años y dentro de unos años: lo brutal siempre es la muerte.”

 

“Atiende esto, hijo mío: las bombas caían

sobre la Ciudad de México

pero nadie se daba cuenta.

El aire llevó el veneno a través

de las calles y las ventanas abiertas.

Tú acababas de comer y veías en la tele

los dibujos animados.

Yo leía en la habitación de al lado

cuando supe que íbamos a morir.

Pese al mareo y las náuseas me arrastré

hasta el comedor y te encontré en el suelo.

Nos abrazamos. Me preguntaste qué pasaba

y yo no dije que estábamos en el programa de la muerte

sino que íbamos a iniciar un viaje,

uno más, juntos, y que no tuvieras miedo.

Al marcharse, la muerte ni siquiera

nos cerró los ojos.

¿Qué somos?, me preguntaste una semana o un año después,

¿hormigas, abejas, cifras equivocadas

en la gran sopa podrida del azar?

Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros,

héroes públicos y secretos”.

 

 

“Ser atracador de bancos, por ejemplo. O director de cine. O gigoló. O ser niño otra vez y jugar en un equipo de fútbol más o menos apocalíptico. Desafortunadamente el niño crece, al atracador lo matan, el director se queda sin dinero y el gigoló enferma, y entonces ya no te queda más alternativa que escribir”.

 

"Follar es lo único que desean los que van a morir. Follar es lo único que desean los que están en las cárceles y en los hospitales. Los impotentes lo único que desean es follar. Los castrados lo único que desean es follar. Los heridos graves, los suicidas, los seguidores irredentos de Heidegger. Incluso Wittgenstein, que es el más grande filósofo del siglo xx, lo único que deseaba era follar. Hasta los muertos, leí en alguna parte, lo único que desean es follar. Es triste tener que admitirlo, pero es así".

 

 

“Leer es como pensar, como rezar, como hablar con un amigo, como exponer tus ideas, como escuchar las ideas de otros, como escuchar música, sí, sí, como contemplar un paisaje, como salir a dar un paseo por la playa”.

 

"Recuerdo una noche en la estación ferroviaria de Mérida. Mi amiga dormía dentro del saco y yo velaba con un cuchillo en el bolsillo de la chaqueta, sin ganas de leer. Bueno... Aparecieron frases, quiero decir, en ningún momento cerré los ojos ni me puse a pensar, sino que las frases literalmente aparecieron, como anuncios luminosos en medio de la sala de espera vacía. En el otro lado, en el suelo, dormía un vagabundo, y junto a mí dormía mi amiga y yo era el único despierto en toda la silenciosa y asquerosa estación de Mérida. Mi amiga respiraba tranquila bajo el saco de dormir rojo y eso me tranquilizaba. El vagabundo a veces roncaba, a veces hablaba en sueños, hacía días que no se afeitaba y usaba su chaqueta de almohada. Con la mano izquierda se cubría el pecho. Las frases aparecieron como noticias en un marcador electrónico. Letras blancas, no muy brillantes, en medio de la sala de espera. Los zapatos del vagabundo estaban puestos a la altura de su cabeza. Uno de los calcetines tenía la punta completamente agujereada. A veces mi amiga se movía. La puerta que daba a la calle era amarilla y la pintura presentaba en algunos lugares un aspecto desolador. Quiero decir muy tenue y al mismo tiempo completamente desolador. Pensé que el vagabundo podía ser un tipo violento. Frases. Cogí el cuchillo sin llegar a sacarlo del bolsillo y esperé la siguiente frase. A lo lejos escuché el silbato de un tren y el sonido del reloj de la estación. Estoy salvado, pensé, íbamos camino a Portugal y eso sucedió hace tiempo. Mi amiga respiró. El vagabundo me ofreció un poco de coñac de una botella que sacó de su hatillo. Hablamos unos minutos y luego nos callamos hasta que llegó el amanecer."

 

 

“(no me gusta) la unanimidad sacerdotal, clerical, de los comunistas. Siempre he sido de izquierda y no me iba a hacer de derechas porque no me gustaban los clérigos comunistas, entonces me hice trotskista. Lo que pasa que luego, cuando estuve entre los trotskistas, tampoco me gustaba la unanimidad clerical de los trotskistas, y terminé siendo anarquista [...]. Ya en España encontré muchos anarquistas y empecé a dejar de ser anarquista. La unanimidad me jode muchísimo".

 

“Déjenlo todo, nuevamente láncense a los caminos”.

lunes, 15 de abril de 2024

REFLEXIONES IRREFLEXIVAS III

Ayer soñé que volaba. No mucho, me elevaba en un pasillo sobre las cabezas de otras gentes y enseguida me posaba en el suelo. Lo hice dos o tres veces, pero nadie me miraba, no había asombro en las gentes. Aún persiste la sensación de ingravidez, de mantenerme en el aire sin esfuerzo. Ya despierto, acudí al doctor Jung para que analizara mi sueño. Puede que tenga usted una propensión a elevarse por encima de los demás, me dijo, o bien su alma deprimida por su insignificancia tiende a refugiarse en el techo. La gallina, dije para mis adentros, y me fui a tomar una cerveza después de pagarle una suma disparatada al sabio. Más tranquilo, pensé si volar no sería un anhelo incumplido de la humanidad y recordé todas las celebridades que se habían matado en un vuelo, lo cual me reconfortó bastante. De todas formas volar en uno de esos aviones gigantescos no es lo mismo, uno tiene la sensación de que no ha salido del cuarto de estar de su casa. La próxima vez que sueñe que estoy volando me arriesgaré a dar una vuelta por el planeta, como hacía Superman. Ya les contaré.


Vivimos un mundo de moléculas inestables. Somos un compuesto químico perjudicial para la salud, aunque la publicidad diga lo contrario y cante maravillas de nuestras moléculas. Formamos cadenas de aminoácidos contaminados por la deconstrucción, no tenemos proteínas asimilables y los edificios de ADN se tambalean. Hemos olvidado la manera de producir antitoxinas y las feromonas equivocadas nos hacen odiar los ribosomas de otros y  aún los propios. La inestabilidad molecular ha ido aumentando sin que nos apercibiéramos, y los virus malignos nos han colonizado sin remisión. Qué tiempos aquellos en los que los sulfatos combinaban sin problemas y nos miraban sonrientes; o cuando las cadenas hidrocarbonadas impartían felicidad. Pero ahora se han dormido los catalizadores y las moléculas vagan perdidas y asustadas.





Tiene el manto blanco con espigas doradas. En sus cicatrices puede leerse su pasado. Es fuerte y musculada a pesar de su cintura de avispa y corre como una centella, a veces ella sola, como si estuviera compitiendo en una carrera invisible. Se asusta con cualquier cosa y cuando hay tormenta tiembla como una hoja con el ruido de los truenos, y lo mismo si son los cohetes de una feria. Es un poco arisca, no confía en todas las personas, le gusta estar sola y pensar en sus cosas; o correr por el campo y descubrir huellas olvidadas. Pero cuando viene hacia ti al galope se diría que está sonriendo. Es mi perra y se llama Nala.


Siempre busqué las montañas azules, en un tiempo en que todo estaba por encontrar y había lugares seductores que veíamos en sueños o ensimismados en un libro de aventuras. Pensaba-y pienso- que en las montañas azules existían seres etéreos con forma de mujer que te acogían en sus besos y te arrullaban con el leve roce de sus pestañas. Allí se extendían praderas innumerables y corrían ríos tranquilos que reflejaban el volar de los pájaros y las nubes blancas del cielo. Ahora las montañas azules se han ido y con ellas han huido las hadas y los pájaros. ¿Dónde encontraremos ahora el azul de las montañas?

lunes, 8 de abril de 2024

REFLEXIONES IRREFLEXIVAS II


Solo puedo pensar en mi pasado. No puedo pensar en el tuyo, ni en el de aquel, ni en el de nadie. Los pasados son el silencio, lo que se amó o se perdió. O lo que aún se mantiene, pero ya como una rama cortada que amarillea y se queda sin hojas. Solo puedes pensar en tu pasado aunque solo sean escenas fugaces, soplos de vida, un dolor que no se olvida, un cuerpo que abrazaste, un instante de tristeza. Todas esas cosas que un día guardaste en un rincón de tu ser ahora son solo son fragmentos, relámpagos, caminos sin recorrer, días sin final, que de improviso surgen en tu memoria. Son tu pasado, eres tú en aquel tiempo remoto que se diluye entre las brumas del día que empieza.



En Granada hay una cueva donde hace 30.000 años vivió el segundo Homo Sapiens más antiguo de Europa. Parece una constante en nuestro modo de pensar, siempre pensamos quién fue el primero en casi todo: el primero en el deporte, el primero en el arte, o el primero en saltar una valla. Vivimos un mundo de primeros desde niños. Quién no hubiera querido ser el primero de la clase. Está muy bien ser el segundo, pero la gente se olvida enseguida de los segundos. Incluso ser último puede tener una resonancia parcial, pero nadie recuerda a los segundos. Es una injusticia porque al primero todo se le va en honores y agasajos, pero el que ha trabajado en serio ha sido el segundo. No habría primeros sin segundos y así nos va en casi todo. Ahora hemos encontrado en Granada un diente del segundo Homo Sapiens de Europa, pero seguro que se olvidará enseguida. He estado buscando dónde se encontró el primero y resulta ¡que fue en Cataluña y se encontró una mandíbula completa! Seguro que ya es un motivo independentista más que añadir a la lista.

En estas circunstancias lo tiene mal el Homo Sapiens de Granada que solo tiene un diente. No se puede ser segundo.




Pues no, la poesía no es de un día, la poesía se esparce por el tiempo como una lluvia lenta. La poesía no es escribir algo que parezca un poema: la poesía es un espacio inalcanzable entre la literatura y la música.

 

Por qué importan los árboles? Y los caminos, ¿adónde llevan los caminos? Y el agua, ¿por qué es dulce en los arroyos? ¿De dónde viene el agua? ¿Y el viento? Las calles estrechas donde suspiran las casas. Un sillón, donde pienso lo que pienso. ¿No es absurdo decir me gusta la vida o no me gusta la vida? La vida no es para gustar, es para seguir. ¿Solo se vive una vez? Falso, cada minuto, cada segundo se vive una vida, infinitos instantes de vida. ¿Y la música? ¿Por qué se vuelve recuerdo? ¿Se piensa la música o solo estremece? ¿Y qué es la belleza? ¿Es bello caminar? ¿Y pensar? Se ha callado el paisaje y los mirlos están en sus nidos.


Foto: Edouard Bouvat

Jugábamos con espadas cuando las espadas ya habían caído en desuso, nos matábamos con inocencia sin dejar de reír, hacíamos las espadas con un palo o una tabla y encarnábamos héroes, como los que en el cine interpretaban Douglas Fairbanks o Erroll Flynn, o personificábamos los corsarios de Emilio Salgari o los aventureros de Jack London. Nos batíamos con torpeza entrechocando las maderas, en las calles vacías de coches o en azoteas aisladas que escogíamos como refugio. Otras veces el combate era con pistolas cuya detonación simulábamos con la voz y eran luchas interminables, luchas felices, que solo terminaban con el cansancio o, más a menudo, con la voz de las madres invocando deberes o comidas. Y dormíamos como duermen los héroes, cansados y soñando con la próxima contienda.

miércoles, 18 de octubre de 2023

REFLEXIONES IRREFLEXIVAS (Arte: André Derain)


 EL BLOG

Uno comienza un blog escribiendo para sí mismo, se asoma a una ventana desconocida sin saber si alguien leerá lo escrito y escribe lo primero que se le ocurre. Poco a poco  se empiezan a recibir comentarios más o menos benévolos, algunas personas se declaran seguidores, otras comparten tus entradas en alguna red social o te invitan a seguir sus propios blogs. Entonces, para justificar los elogios que recibe con cierto rubor,  uno empieza a pensar que lo que escribe tiene cierta relevancia, lo cual es un estímulo para seguir, sin advertir que ha caído en una trampa: de pronto comprueba que  está atrapado en la red (nunca mejor dicho) de las redes sociales, fenómeno cultural que ofrece mucho pero también exige. En ese momento, al menos en mi caso, el blog pierde espontaneidad y uno se ve envuelto en una hoguera de vanidades a las que uno debe hacer frente lo mejor que puede. Esta es solo mi experiencia, diferente supongo a la de otras personas. Creo que en internet hay que pagar la novatada: primero deslumbrarse, luego sentir  como crece tu vanidad y por último- en mi caso, repito- desengañarse y comprobar cuánto hay de parafernalia en estos temas.



LIBROS NO LEÍDOS

Unos libros se compran para leerlos y otros no. Estos últimos reposan en algún rincón de tu biblioteca esperando que tú los leas, o alguien los lea o al menos se fije en el título que figura en el lomo y haga un comentario. Hay quien abandona los libros una vez leídos, los presta o simplemente los olvida. Otros los guardan porque pueden volver a ser leídos, y si no se vuelven a leer no importa porque han sido testigos de algo o evocan un recuerdo y se han ganado el derecho a permanecer. Los libros que se compran y no se leen de inmediato pueden leerse más tarde, en otro momento, en años venideros, o nunca, y es como si esos libros conservaran la virginidad porque nadie los ha abierto. A ellos no les importa, forman parte de bibliotecas y le dan calor a otros libros leídos y se comunican entre ellos. Uno los acaricia de vez en cuando y se emociona un poco y dice no me acordaba de que tengo este libro, lo tengo que leer, aunque luego se le olvide y siga siendo un libro no leído. Yo creo que las bibliotecas tienen parte de culpa porque a veces los esconden. A quién no le ha pasado que busca un libro y no lo encuentra y dice ¡pero si lo puse aquí! Para mí los libros no leídos son tan importantes como los otros porque siempre son una esperanza, un incentivo, algo por descubrir. 



El viernes es un día inestable, apresurado. Comunica una cierta inquietud por algo que va a ocurrir. No sabemos si es la proximidad del sábado o el abandono del jueves, o ambas cosas a la vez. En cualquier caso, cualquier color es viernes.



INFINITOS UNIVERSOS

Parece que los cosmólogos vuelven a hablar del Multiverso, que es como hablar de Dios pues ambas ideas son indemostrables. Imaginar que nuestro universo no es único, que hay otros universos inalcanzables que supuestamente se originaron de manera similar al nuestro, no resuelve nada en realidad: solo es elevar un tramo más el límite de lo desconocido. Si el universo en que vivimos continúa siendo un misterio, proponer la existencia de una multiplicidad de universos solo supone una huida hacia delante. Más que una hipótesis científica es un problema filosófico porque nos enfrenta con una nueva nada y un nuevo infinito, dos conceptos que nuestra mente no parece estar capacitada para procesar. La aproximación de los físicos es matemática: si las ecuaciones dan resultados coherentes, es que los infinitos universos pueden existir. Este es el mantra que los científicos repiten una y otra vez: solo existe lo que puede ser demostrado matemáticamente. Pero nadie se pregunta qué ocurre cuando las ecuaciones fracasan.


lunes, 23 de enero de 2023

Cinco microrelatos



EL BANCO DE MADERA

Antonio paseaba una mañana por el parque y al sentarse en un banco de madera encontró un poema. No es que fuera una hoja de papel escrita ni un libro de poesías, los versos estaban allí, flotando, y Antonio pudo sentir como el poema le invadía. Se sintió muy sorprendido y admirado porque el poema le pareció muy bello. Sin saber qué hacer se sentó en el banco de madera y, maravillado, sintió como cada estrofa le penetraba e iluminaba sus pensamientos. Al pronto imaginó que algún poeta había dejado olvidados sus versos, pero enseguida se dio cuenta de que estaba pensando tonterías: quien escribe poemas no los olvida, los lleva dentro y, a veces, ni siquiera se atreve a recitarlos. Entonces pensó que quizá no fuera un olvido, quizá el poema pertenecía al banco y surgía cuando alguien se sentaba en el banco o merodeaba a su alrededor.

El poema era triste y Antonio sintió que aquellas palabras le estremecían, aunque al final la tristeza se transformaba en esperanza. De algún modo, pensó, todos los poemas son tristes, la poesía refleja un sentimiento de sueños perdidos o de añoranza de un momento dulce de amor. Pero en los versos finales no se percibían una rendición o un olvido, había un deseo de volver, de recuperar una esperanza.

Era ya tarde y tenía que regresar a su casa, así que se alejó del banco de madera no sin volver la cabeza de vez en cuando. En su domicilio encontró a su mujer atareada y vaciló antes de contarle el suceso. Al fin dijo:

-Hoy, en el parque, he encontrado un poema.

- ¿Un poema? ¿De quién?

- No lo sé, me senté en un banco de madera y estaba allí flotando.

La mujer le miró consternada unos segundos.

-¡Ay Antonio! -respondió-. Otra vez con tus fantasías. Más te valdría encontrar pronto un trabajo, porque así no podemos seguir.

Antonio guardó silencio y no volvió a hablar del asunto.

Estuvo ocupado los días siguientes y no pudo volver al parque. Un día,  que era sábado, aprovechó para volver a sus paseos, aunque lo que verdaderamente deseaba era volver al banco de madera. Pero el banco ya no estaba donde debía de estar y encontró a varios operarios escavando la tierra.  Uno de ellos le informó de que estaban haciendo una acequia para el regadío.

- ¿Y el banco de madera? -preguntó Antonio.

- Ah, no sé, lo habrán retirado -dijo el hombre, y siguió trabajando.

Con el corazón oprimido Antonio se acercó más al lugar. Solo había silencio, los versos habían desaparecido. Se acercó aún más y, como un soplo de brisa, pudo percibir lo que recordaba como la última línea del poema: "Nunca te olvidé, pero a veces te olvidaba".


APOCALÍPSIS

Era de noche y ella dijo: 

- Va a llegar el apocalipsis, Manolo.

- Desde luego vivimos tiempos apocalípticos, querida - dijo él de forma distraída levantando la vista del libro.

- No, yo me refiero al apocalipsis de verdad, el de los siete sellos.

  Manolo esbozó una sonrisa y dijo: 

-¿Ah sí? ¿Cómo lo sabes?

-Me lo ha dicho mi amiga la bruja.

- Ah, ya me parecía a mí -dijo Manolo volviendo a la lectura.

Ella dijo: 

-¿No te lo crees?

Él volvió a dejar el libro y se volvió hacia su mujer sonriendo.

- Mujer, es cierto que el mundo está loco, pero lo del apocalipsis es una metáfora. No se va a acabar el mundo ahora, corazón.

- ¿Una metáfora? Asómate a la terraza.

Manolo se levantó con desgana y salió al balcón. Entonces abrió desmesuradamente los ojos y contuvo la respiración. En la inmensa noche negra las estrellas se iban apagando una a una.



EL ESCRITOR

Un escritor joven escribió una primera novela que causó sensación en el mundo editorial. El argumento es la historia de un escritor joven y desconocido que aspira a triunfar en la literatura. El tema de su novela es, a su vez el relato de un escritor desconocido que quiere triunfar, cuyo argumento es nuevamente las vicisitudes de un escritor novel que escribe su primera novela para contar como un escritor joven busca la gloria con una novela que relata... En este momento la novela primera se convierte en espejos enfrentados que repiten la misma imagen hasta el infinito; es decir, la novela no tiene fin y es impublicable, por lo cual el escritor fracasa. Posteriormente un editor afirmó que en la repetición 596 el protagonista llega a ver publicada su novela, lo que sería un final definitivo. Pero otros lectores han desmentido este supuesto.


ESTRES

Hace unos días me preguntó un espíritu si iba a votar a Sánchez. Me sobresalté un poco. De manera instintiva contesté que el voto es secreto. El espíritu pidió disculpas y dejó de hablar. Me quedé un poco preocupado, pero acabé por olvidarlo. Pero otro día, sin avisar, me preguntó qué opinaba sobre Vargas Llosa, Esta vez no contesté y pedí hora con el neurólogo. El médico me hizo muchas pruebas y al final me dijo que todo estaba normal. ¿No tengo nada malo en la cabeza?, pregunté. Nada, contestó, solo un poco de caspa. ¿Y el espíritu? No hay espíritu, caballero, es solo el estrés. Usted trabaja mucho, ¿verdad? Le dije que sí para que se quedara contento y me fui. Nada más salir, el espíritu me preguntó: ¿qué tal la consulta? Un robo, contesté, dice que todo es por el estrés. Bueno, si él lo dice... Ya con más confianza, le dije: oye, no sé quién eres, pero yo no creo en espíritus. Así que tú no existes. Bueno, lo que tú digas, si quieres no te vuelvo a hablar. Lo pensé un momento y tomé una decisión: No, no te vayas, como no eres un espíritu no hay problema en que hables conmigo. Pero con una condición, no me hables de política. De acuerdo, ¿te hablo de Marilyn Monroe? Sonreí. Por ahí vamos bien. Venga, te invito a una cerveza, pero no me hables mucho. Durante una semana no le volví a oír. Ya lo echaba de menos.


EL SEÑOR AURELIO

El señor Aurelio se quería morir. No era especialmente desgraciado, pero su vida le parecía monótona y aburrida y pensaba que ya había cumplido su misión en este mundo. No tenía miedo al desenlace, ya que, alejado de creencias religiosas, pensaba que con la muerte terminaba todo. Sin duda era consciente de que la forma más rápida de dejar de vivir era suicidarse, pero tal acto le parecía una agresión imperdonable a la vida, no solo a la suya, sino a la vida en general.

Su anhelo era que una grave enfermedad o un accidente le llevaran con rapidez al final de su existencia. De esta manera, fumaba sin cesar, bebía alcohol sin tasa y conducía su vehículo de forma arriesgada esperando que su muerte ocurriera de manera accidental, nunca provocada. Pero el señor Aurelio tenía una salud de hierro y nunca se encontró cercano a un accidente o una catástrofe. Cansado de esta situación decidió dejarse morir de manera pasiva. Salió de la ciudad y caminó sin descanso por campos y bosques en busca de la soledad hasta encontrar un cobijo donde fuera improbable que persona alguna le descubriese. Allí se acostó sobre la hierba y permaneció inmovil esperando la muerte.

Pasaron diez años y el señor Aurelio no se moría. Desesperanzado se incorporó y admitió que su sistema había fracasado. También comprendió que debía regresar. Al llegar a su casa supo que su mujer se había vuelto a casar y que su hija mayor estaba hecha una mujer. Después del estupor y la tensión que supuso su llegada, su mujer, su hija y el nuevo marido le acogieron con cariño y amabilidad. Aurelio estaba emocionado y le aseguró a la nueva familia que no pretendía cambiar nada y se adaptaría sin problema a las novedades. Solo pedía que le dejaran vivir con ellos y disfrutar de su compañía.

Nadie puso el menor inconveniente y así, el señor Aurelio pudo vivir feliz los cuatro meses que le quedaban de vida.